Los consejos de Pinocho para manejar nuestras finanzas personales
Ahora que muchos, convertidos en padres y madres, dan una segunda, tercera y hasta cuarta lectura a los cuentos clásicos se habrán dado cuenta que muchos de estos relatos enseñan algo más que lo obvio. Este es el caso de la historia de Pinocho. El cuento del niño de madera con el que aprendemos que mentir es malo, nos da también algunas pautas que deberíamos seguir a la hora de gestionar nuestro patrimonio desde niños. Por ejemplo, su encuentro con el gato y el zorro explica de forma creativa y sencilla la relación que existe entre el riesgo financiero y el rendimiento de las inversiones.
El Campo de los Milagros
Cuatro monedas de oro, las ganancias de su trabajo en el circo. Con ellas en el bolsillo, Pinocho emprende el camino hacia la casa de su padre, Geppeto. Su intención es darle las monedas para que pueda comprarse un abrigo, el que vendió para que él pudiera ir al colegio, pero en su camino se cruzan un zorro y un gato. Los 'amigos' le aseguran que si quiere multiplicar sus monedas, su patrimonio, no tiene más que acudir al Campo de los Milagros y enterrarlas allí porque al cabo del tiempo esas monedas enterradas se transformaran en un árbol de dinero. El nombre ya debió de ser suficiente para que Pinocho comenzase a sospechar: con el dinero no hay milagros que valgan. Ya sabemos lo que acaba ocurriendo, el gato y el zorro roban el dinero al confiado Pinocho.
Una escena que nos enseña la relación que existe entre el riesgo financiero y el rendimiento de las inversiones. A mayor riesgo, más posibilidades de ganancias, pero también más de perderlo todo. La enseñanza es bien sencilla: no conviene confiar de quien ofrece el oro a precio de carbón o, por lo menos, tener presente que si nos ofrecen mucho por poco el riesgo es siempre muy alto. Conviene estar atento, mira si le crece la nariz a quien te promete grandes ganancias.
El valor puede bajar o subir
En el cuento, es el grillo quien advierte a Pinocho "no confíes en los que prometen hacerte rico en un día. Por lo general son locos o pícaros". Una advertencia mucho más sencilla y de sentido común que la que encontraremos al contratar cualquier producto de inversión. Los productos de inversión deben informar siempre de su rentabilidad y si ésta está garantizada, ya que siempre debemos tener bien presente que su valor puede subir o bajar. Un consejo que el niño de madera no siguió, o que no llegó siquiera a valorar.
Pinocho no era el único que decía mentiras
Hay que comprender bien cómo funciona lo que contratamos para aumentar nuestro patrimonio; no debemos creer con los ojos cerrados al gato o al zorro aunque digan ser nuestros amigos si no queremos ser engañados. Pinocho debió preguntarse cómo funcionaba eso de plantar monedas y que creciera un árbol con dinero, conocer algo más sobre el Campo de los Milagros. Por supuesto, no hay que olvidar que no sólo es importante conocer el producto bien sino también quién lo respalda, quién está detrás de esos rendimientos. Por suerte, todos sabemos que el cuento tiene un final feliz pero, desde luego, no había respaldo detrás de estos animales.