Antes de firmar un préstamo, revisa estas condiciones
A la hora de contratar un préstamo bancario, son muchas las variables que entran en juego, pero bastan sólo unas pocas para tomar la decisión correcta. Para evitar caer en un océano de cifras y valores que pueden despistar y no aportar la información clave cuando se contrata un préstamo, es importante fijarse en las siguientes variables:
TAE
La TAE, o Tasa Anual Equivalente, es una variable que en un préstamo sirve para comparar entre diferentes ofertas, al considerar el tipo de interés, los gastos y comisiones asociados a cada una de ellas dentro del cálculo del coste efectivo expresado en tanto por ciento anual.
A través de la TAE, se obtiene el porcentaje anual a pagar incluyendo los intereses y los gastos del préstamo (tasación, gastos registrales o gestoría, entre otros), por lo que resulta un indicador bastante interesante para hacerse una idea del esfuerzo necesario a la hora de devolver la cantidad prestada.
Plazo del préstamo
El plazo del préstamo es una de las variables que hay que configurar con atención antes de firmar una operación. A igualdad del resto de condiciones, cuanto mayor sea el plazo en el que hay que devolver la cantidad prestada, más cara resultará la operación, es decir, habrá que devolver más dinero porque los intereses correrán durante más tiempo.
Sin embargo, un aumento de plazo puede inducir a error a la hora de contratar un préstamo, si se piensa que cuanto mayor plazo, al bajar la cuota mensual a pagar, más barata será la operación. En realidad, es todo lo contrario y el préstamo será más caro porque al ampliar el plazo, es cierto que la cuota mensual a pagar es menor, pero se pagará durante más tiempo.
Plazo de devolución de cuotas e importes a pagar
Los plazos de devolución de cuotas y los importes a pagar en cada vencimiento son importantes, en cualquier préstamo, porque es importante que encajen con la disponibilidad de fondos del cliente que lo contrata. En la mayoría de los préstamos personales e hipotecarios, las cuotas suelen ser iguales y a devolver en períodos mensuales, aunque existen algunos que se configuran de una forma muy diferente.
Este es el caso de los préstamos que conllevan el pago de una cuota inicial baja y a partir de un momento dado, por ejemplo, al cabo de un año, actualizan la cuota al alza. También hay operaciones de préstamo que se configuran para pagar un bien, por ejemplo, un coche, aplicando una cuota anual moderada durante un período de tiempo, por ejemplo, tres años, de tal manera que al terminar dicho plazo queda un capital pendiente que habrá que refinanciar o compensar devolviendo el bien financiado.
Importe disponible del préstamo tras la formalización
Hay préstamos que conllevan gastos de formalización y comisiones en el momento inicial de la operación, los cuales algunas entidades restan del capital inicial prestado. En el caso de los préstamos hipotecarios, por el importante volumen de capital y el elevado coste por comisiones y gastos iniciales (notaría, impuestos, etc.) que suelen llevar asociados, a la hora de configurar la operación es importante tenerlos en cuenta.
En caso de no considerarlos, habrá un gap de capital que habrá que cubrir y hacerlo con otros medios de pago, como una tarjeta de crédito, puede provocar que el resultado de la operación resulte más caro.
Conclusiones
Es importante conocer bien el funcionamiento de los préstamos bancarios y de las variables más importantes que afectan a su funcionamiento. Al ser una función exponencial la que se utiliza para calcular las cuotas en la mayor parte de modalidades de préstamo y al entrar en juego numerosas variables (tipo de interés, plazo de amortización, comisiones, etc.), no resulta sencillo comparar dos ofertas si no se usan las variables adecuadas.
Por eso, resulta de gran interés conocer bien las variables clave de los préstamos, para poder tomar la decisión correcta y acertar con la opción de financiación elegida.