¿Qué es y para qué sirve la CNMV?

​Imagínate el recreo de un colegio sin la vigilancia de un profesor o un partido de fútbol sin el control de un árbitro. Es difícil pensar que funcionasen o, por lo menos, que todo transcurriera sin conflictos. Todo tiene un orden y, puede que, alguien que lo imponga al velar porque se respeten unas reglas. En el mercado de valores español, en la Bolsa, también cuentan con esa figura, con una presencia similar a la de un árbitro o la de un maestro que vigila todo lo que sucede y sanciona las conductas que no cumplen las normas. Es​ el papel de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, quizá más conocido como CNMV, un organismo que se encarga de la supervisión e inspección de los mercados y de la actividad de los que en ellos operan.

La CNMV es como el gran hermano que todo lo ve y vigila, y lo hace con el objetivo de velar por la transparencia de los mercados españoles, porque los precios que se establezcan sean los correctos y de dar protección a quienes participan en él. El organismo ejerce su vigilancia sobre todas las sociedades que emiten y ofrecen valores para ser colocados de forma pública, es decir, sobre aquellas empresas que cotizan en la Bolsa o que tienen intención de hacerlo, además de los mercados secundarios de valores y sobre las empresas que prestan sus servicios de inversión y las instituciones de inversión colectiva. Si bien sobre estas dos últimas y sobre los mercados secundarios, la CNMV ejerce una supervisión prudencial.​

Función de información​​

Para ejercer esta vigilancia, el regulador recibe la información de todas las empresas que participan en él. Todos esos datos económicos y financieros quedan recogidos en los Registros Oficiales, que ponen la gran mayoría de esa información a disposición de todo aquel que esté interesado. Por eso, cuando necesitemos conocer cualquier información sobre una empresa cotizada o que tenga intención de hacerlo, sobre alguna institución de inversión colectiva o sobre el mercado de valores y sus intermediarios, el mejor sitio al que acudir en busca de información es la CNMV. Aunque, eso sí, deberemos tener presente que la información recogida en los registros sólo es toda la que el organismo requiere para dar cumplimiento a las normas que rigen el mercado, pero no implica que el regulador dé total veracidad a toda esa información.

Si operamos en bolsa, es interesante seguir la actualidad de las empresas que comunican sus operaciones más relevantes a la CNMV a través de lo que se conoce como Hechos Relevantes. También, si tenemos interés en alguna empresa que prepara su salida a bolsa es en este organismo donde podremos encontrar el folleto informativo que toda empresa que quiera operar en el mercado debe presentar. Pero, incluso, podemos buscar en la CNMV información sobre si una empresa de servicios de inversión está debidamente acreditada, así como un listado de entidades sobre las que se han hecho advertencias.​

Reclamaciones

Si​​ llegamos tarde a la información y lo que queremos es realizar una queja sobre un producto o un servicio que tenga que ver con los mercados de valores, también podemos dirigirnos a la CNMV y presentar una reclamación, que se puede presentar a través de su página web. El organismo enviará la q​ueja a la entidad sobre la que se ha presentado la reclamación que tendrá cuatro meses para responder. Después, la CNMV presentará su informe con sus conclusiones. Si bien debemos saber que sólo tendrá carácter informativo, no tiene consideración de acto administrativo y no recoge valoraciones sobre los posibles daños o perjuicios ocasionados.​

Pero, como todo buen árbitro, la CNMV también tiene sus particulares tarjetas rojas y amarillas. El regulador tiene poder para sancionar y para imponer multas a las compañías que no siguen el correcto funcionamiento del mercado. Hay ocasiones en las que basta con que la CNMV solicite más información sobre sus notas contables a una empresa para que ésta sufra duros castigos en bolsa y pierda el partido.

Estas tres funciones son esenciales para el correcto funcionamiento cualquier mercado. Sin ellas, la correcta fijación de precios no sería posible o, al menos, no sería tan ​eficiente como lo es ahora.​