¿Por qué las socimis son un vehículo de inversión interesante?
El sector inmobiliario vuelve a resurgir en España. Tras el estallido de la burbuja, el sector de la construcción tal y como lo conocíamos se vino abajo y con él gran parte de la inversión que había en él. El ladrillo empezó a verse como un ‘apestado’ y nadie quería poner su dinero en una industria que había sido presa de la especulación.
Pero lo peor ya pasó y ahora este sector ha resurgido de sus cenizas. Se vuelven a vender casas en España y muchas constructoras están levantando proyectos en muchas ciudades, aunque los parámetros poco tienen que ver con los de la época anterior. Los inversores han vuelto a poner sus ojos en la construcción, pero en concreto ha sido en unos vehículos que han protagonizado la mayoría de salidas a bolsa en estos años.
Hablamos de las socimis, las Sociedades Cotizadas Anónimas de Inversión en el Mercado Inmobiliario, las cuales fueron legalizadas en España en 2009 y en 2012 fueron impulsadas por el Gobierno con una serie de cambios en su normativa. Para entender cómo funcionan, vamos a ver qué son y por qué pueden ser una alternativa de inversión interesante.
Un calco de las REIT americanas
En primer lugar hay que destacar que las socimis nacieron inspiradas en las REIT (Real Estate Investment Trust), una forma de inversión financiera nacida en Estados Unidos en los años 60 y que después fue exportada a Europa. El objetivo de las socimis, al igual que de las REIT, es la compra, promoción y rehabilitación de activos urbanos (oficinas, pisos, locales comerciales, centros comerciales, etc). Su objetivo es posteriormente alquilarlos o que pasen a formar parte del activo de la socimi.
Las socimis cotizan en mercados regulados y tienen la obligación de tener el 80% de su inversión en activos urbanos que se puedan alquilar, preferentemente. Estos arrendamientos deben tener una duración mínima de tres años antes de que puedan venderse, lo que genera un retorno durante este tiempo tras haber invertido en rehabilitar el inmueble.
Para constituirse, las socimis deben tener un capital social mínimo de 5 millones de euros y tienen la obligación de repartir como dividendos el 90% del beneficio bruto de explotación, el 100% del dividendo de otras socimis en las que participen y el 50% de las plusvalías de los inmuebles. Y es precisamente en estos dividendos donde está el atractivo de estos vehículos de inversión, aunque hay más.
Beneficios fiscales
Otra de sus principales ventajas, además del retorno que los accionistas pueden obtener, está en el apartado fiscal. Las socimis gozan de una privilegiada tributación, ya que tributan sobre el Impuesto de Sociedades a un gravamen especial del 18% -que en España tiene un tipo general del 25%, de entre el 20% y el 25% para microempresas y del 15% para emprendedores. Pero además, si la mitad de su activo o inmuebles está en alquiler tienen una bonificación del 20% sobre las rentas que esos arrendamientos generen. Igualmente, tienen una deducción del 6% si reinvierten sus plusvalías y, por último están exentas de pagar impuestos municipales.
Además, son un instrumento con bastante liquidez y diversificación -invierten en diferentes sectores dentro de lo que es la construcción-, de modo que se han ganado un buen número de adeptos en los últimos años, prueba de ello es que no han dejado de salir a bolsa una tras otra. Por ello, para quienes quieran invertir en los mercados financieros sin comprar las acciones tradicionales, las socimis se presentan como una apuesta atractiva y con recorrido con vistas al futuro.