Siete productos financieros donde invertir mis ahorros
Tener un dinero ahorrado en nuestra cuenta corriente y no saber qué hacer con él. Esta es la situación en la que mucha gente se encuentra, dejando pasar alguna que otra oportunidad de inversión para rentabilizar sus ahorros, bien por falta de conocimientos o bien por falta de tiempo.
En cualquier caso, si eres de los que piensa que la inversión está pensada para las personas que tienen suficientes conocimientos financieros o con mucho dinero, estás muy equivocado. Existen casi tantos productos de ahorro como perfiles de inversión diferentes, así que lo único que tendrás que saber es la posición de inversión en la que te encuentras: renta fija o renta variable, a corto o a largo plazo, con mucho o poco capital inicial o con mucha o poca necesidad por la liquidez, etc.; cada uno de ellos pensado para circunstancias y situaciones de inversión diferentes. Te explicamos siete productos financieros donde invertir nuestros ahorros.
Productos de renta fija
Los productos de inversión de renta fija se definen como aquellos que tienen una rentabilidad conocida desde el momento de contratación y que generalmente tienen un horizonte temporal también conocido de antemano. Son productos con un riesgo muy pequeño, por lo que están pensados para inversores con una elevada aversión al riesgo. A cambio, la rentabilidad suele ser más pequeña que la de otro tipo de productos financieros, como los de renta variable.
Entre los productos de renta fija más conocidos, destacan:
- Depósitos a plazo fijo: son productos bancarios que ofrecen una rentabilidad y vencimientos conocidos desde el inicio. Pese a los bajos tipos de interés que rigen el mercado, siguen siendo uno de los productos preferidos por los inversores minoristas.
- Bonos del Tesoro español: son títulos emitidos por el estado español con diferentes vencimientos. Se trata de uno de los activos más seguros, ya que tienen el respaldo de todo un país por detrás.
- Pagarés de empresa: son títulos emitidos por empresas para financiar su actividad empresarial. Los inversores se convierten en acreedores de la compañía y esperan recibir el capital inicial más un interés al vencimiento del contrato. En este producto, conviene tener en cuenta el binomio rentabilidad-riesgo, ya que existen pagarés con alta rentabilidad pero, por otro lado, hay que prestar atención a la solvencia de las empresas.
Productos de renta variable
A diferencia de la renta fija, los productos de renta variable no ofrecen una rentabilidad ni un vencimiento predeterminado de antemano, pudiendo ser mayor, menor o igual a los productos de renta fija. Su riesgo es, por tanto, más elevado, ya que incluso puede acarrear pérdidas aunque, generalmente, su liquidez es también mayor. Entre los productos más habituales de renta variable, se encuentran:
- Acciones de empresas: confieren a su titular ciertos derechos sobre la empresa como, por ejemplo, el derecho a voto en juntas de accionistas. El valor de las acciones evoluciona en función de su oferta y demanda, y el inversor podrá comprar o vender estas acciones en el momento que considere oportuno para obtener la rentabilidad objetivo que se haya fijado. Además, dan derecho a percibir un dividendo en función de los beneficios que la empresa haya obtenido, pudiendo ser fijo o variable en función de la política de la empresa.
- Fondos de inversión: a pesar de que existen fondos de inversión de renta fija, en realidad se clasifican dentro de los productos de renta variable porque no todo su capital se invierte en productos de renta fija. Cuando compramos participaciones en un fondo, nos convertimos en uno de sus partícipes, y nuestra rentabilidad se calculará en función de nuestra participación en el mismo.
- Planes de pensiones: se trata de un producto similar a los fondos de inversión, con la diferencia de que son productos ilíquidos de los que sólo podremos disfrutar del dinero en el momento de nuestra jubilación o si se da una determinada contingencia prevista en la legislación.
- Productos derivados: son productos financieros cuyo valor se calcula en función de la evolución de los precios de otro activo, llamado subyacente. Dentro de este subgrupo podemos mencionar, entre otros, los futuros, las opciones o los contratos por diferencias (CFDs).
Un producto para cada circunstancia y perfil de inversión
Dentro de todas estas categorías, existen multitud de posibilidades en las que un inversor puede invertir sus ahorros: con diferentes plazos, con diferentes rentabilidades o con diferentes grados de liquidez. Con estas premisas, ya no hay excusa para no invertir nuestros ahorros y ver crecer nuestro dinero.