Wall Street en el cine: ¿A qué inversor te pareces más?
A lo largo de la historia del cine, las finanzas han sido un tema recurrente que, además, han dado muy buenos resultados. En concreto, la inversión en Bolsa ha sido el tema central de muchas películas de éxito a lo largo del último siglo.
Películas similares en su ambientación y puesta en escena pero que, sin embargo, se diferencian por el perfil de inversión de sus protagonistas. Algunos de ellos son ficticios y otros reales, unos más éticos y otros menos, pero todos tienen un objetivo común: obtener la máxima rentabilidad posible con su dinero.
Gordon Gekko: el Wall Street de los años 80
El personaje ficticio Gordon Gekko es el ejemplo paradigmátio de los tiburones de Wall Street en los años 80. En la película Wall Street (1987), se narra la historia de un corredor de bolsa cuya filosofía de inversión se basaba en la llamada inversión en valor, o la compra de empresas muy baratas para, una vez obtenido su objetivo de rentabilidad, desinvertir en ellas y obtener el máximo beneficio.
Algunos ejemplos de operaciones similares son las Ofertas Públicas de Adquisición (OPAs) llevadas a cabo sobre determinadas empresas, como Amadeus, Cortefiel o Recoletos, por sociedades de capital riesgo.
Jordan Belfort: el Lobo de Wall Street
Es la película más reciente de las que están ambientadas en el mundo de la Bolsa y, posiblemente, una de las mejores. Jordan Belfort, interpretado por Leonardo Di Caprio es un broker que comienza en el mundo de las finanzas como aprendiz y acaba convirtiéndose en uno de los inversores más ricos de Wall Street, a pesar de que sus métodos no fuesen todo lo éticos que cabría esperar.
A diferencia de Gordon Gekko, Jordan Belfort no realizaba ningún tipo de análisis de valor las empresas que acababa adquiriendo. En realidad, buscaba su rentabilidad en el efecto arrastre y que los rumores provocasen un incremento de valor sobre estas acciones sin ningún tipo de rigor técnico, simplemente siendo un buen comercial y vendiendo humo.
Nick Lesson: El gran farol
Esta película cuenta la historia de un corredor de Bolsa que llevó a la quiebra al Banco Barings después de haber realizado diversas operaciones en instrumentos derivados, como futuros y opciones sobre el índice Nikkei.
La base de Nick para la obtención de beneficios es el análisis técnico, es decir, el análisis de los valores teniendo en cuenta únicamente la evolución del precio de estos valores. Aunque la película pasa por alto todo lo referente a los detalles técnicos, como los soportes y resistencias que tuvo el Nikkei en aquel período, el libro en el que está basado tiene detalles financieros muy interesantes.
A pesar de que existen muchos más perfiles de inversión, y muchas más películas que versan sobre este aspecto, estas tres películas representan de forma más o menos precisa las diferentes filosofías que existen en torno a la inversión en Bolsa. Y tú, ¿a qué inversor te pareces más?