Centennials, la generación que no ha conocido la vida sin Internet
Mucho se ha hablado y se sigue hablando de los millennials, la generación de nacidos entre mediados de los 80 y mediados de los 90 que ha cambiado el mundo a golpe de click y de reinventar las formas de consumir, viajar, ver películas, financiarse o conseguir un empleo. No obstante, dentro de poco podrían quedarse anticuados, pues hay otra generación por detrás que viene pegando fuerte.
Se trata de los centennials, la generación de los más pequeños, es decir, de los que ahora tienen entre 0 y 18 años, y que se diferencian de los millennials en una peculiaridad que va a ser fundamental en el futuro: son nativos digitales. Dicho de otro modo, han nacido con Internet ya desarrollado y desde la cuna se han criado con smartphones, tablets, redes sociales, lo que va a determinar en gran medida su forma de moverse en el mundo. Veamos por qué.
Pegados al smartphone y acostumbrados a la exposición pública
El hecho de que hayan nacido y crecido con la tecnología como un miembro más de su familia hace que tengan determinadas características y aptitudes que les diferencian de los millennials. Por ejemplo, el smartphone para ellos es vital y no conciben pasar ningún momento sin él, estén donde estén y hagan lo que hagan. De ahí que en el futuro vayan a adaptar su forma de vida a este dispositivo. Y a la conexión WiFi, pues solo acudirán a lugares donde tengan garantizada la conectividad.
Por otra parte, las redes sociales son su “plaza pública” y su forma de comunicarse con el mundo, de modo que para ellos la exposición pública es algo natural que no les da vergüenza y no les hace sentir incómodos. Al contrario, si no están a cada rato actualizando sus redes sociales sienten que se están perdiendo algo y llegan a angustiarse (el denominado síndrome Fear of Missing Out o FOMO).
De hecho, esta presencia constante en redes sociales también determina su necesidad de reconocimiento inmediato. Si al subir una foto o un post esperan ver la interacción del público en el acto, en la vida real sucede lo mismo. No les gusta esperar y no conciben que cada vez que hagan algo reciban reconocimiento por ello. De ahí la falta de motivación que pueden presentar ante actividades o trabajos en los que no sean inmediatamente valorados.
Es más, asocian el éxito al prestigio social (tantos followers tienes, tanto vales), lo que puede ser la causa de que tengan una visión algo pesimista de la vida. Y no solo por eso. El haber nacido o crecido en medio de una recesión económica les hace ver el mundo como algo frágil que puede tambalearse en un segundo y donde nada es seguro. Aunque esto también les ha hecho ser menos idealistas, más pragmáticos y más cautelosos.
Creativos y preocupados por el medio ambiente
Por otra parte, el hecho de nacer y vivir en un mundo digitalizado les ha hecho especialmente creativos. Les gusta hacer y probar cosas nuevas y no se ven trabajando para nadie; sino creando ellos un negocio o empresa a partir de algún producto o servicio innovador. Esto significa que a partir de unos pocos años veremos más emprendedores que nunca, ya que va dentro de su ADN.
Por último, cabe destacar que esta generación es la más preocupada por el medio ambiente de las anteriores. Han crecido con un mundo saturado de productos y cosas que, en la mayoría de las ocasiones, han dañado al entorno. El cambio climático no es algo desconocido para ellos y realmente les preocupa, ya que son ellos quienes van a heredar el planeta. De ahí que sean los más activos en responsabilidad social y sostenibilidad y que intenten consumir, en la medida de lo posible, de una forma consciente y respetuosa con la naturaleza.
Así son los centennials, los adultos del futuro. Y esta radiografía debe servir a todos los sectores económicos para ponerse las pilas y empezar a adaptarse a ellos, ya que serán quienes consuman dentro de muy poco y no se lo van a poner nada fácil. El mundo cambia de nuevo, poco tiempo después de haber sufrido la revolución millenial, y no será la última.