Trece cualidades que debe tener un buen comercial
Una buena labor comercial
Son miles los productos y servicios que cada día las empresas ponen a disposición de otros intermediarios o directamente al cliente. Con este enorme volumen de oferta, y por tanto, de competencia, la labor del comercial se antoja cada vez más vital para poder vender con éxito.
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Ser experto en tu producto y en los de la competencia: hay que ser el mayor experto en el producto o servicio que se vaya a vender. Debes transmitir este dominio ante cualquier pregunta o duda de tu cliente, además de saber identificar aquellos puntos fuertes que hacen nuestro producto mejor que el de la competencia.
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Transmitir una buena imagen: pocas veces un comercial tiene una segunda oportunidad, por lo que la apariencia y la buena presencia es fundamental. La forma de vestir transmite mucho y dicen que la primera opinión es la que cuenta. Adáptala al perfil de la persona a la que te esté dirigiendo.
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Ser honesto: un buen comercial no vende “humo”. Antes al contrario, vende un producto sobre el que tiene confianza, fomentando todos sus puntos fuertes, pero en ningún caso engañando al cliente. Lo único que conseguiría sería cambiar una venta presente a cambio de perder muchas futuras, no sólo del mismo cliente, sino también de muchos otros.
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Ser puntual: no solo hay que llegar de manera puntual a las citas, sino también en la entrega de pedidos o en el envío de muestras a clientes, con el fin de transmitir la mayor imagen de seriedad posible.
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Transmitir empatía con el interlocutor: si la buena imagen es la tarjeta de visita, la empatía es fundamental para poder avanzar en nuestro intención de venta. Hay que saber ponerse en el lugar del cliente, comprenderlo y buscar que su opinión se dirija a la compra de nuestro producto, ya sea en este momento o en un momento posterior.
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Tener capacidad de relaciones públicas: conseguir una cita y saber llegar a las personas adecuadas que tienen esa capacidad de compra no suele ser una tarea fácil ni rápida. Es necesario tener buenas habilidades para poder relacionarnos con todos los interlocutores y conseguir nuestro objetivo deseado.
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Ser resolutivos: en el difícil camino de la venta, siempre surgen problemas que hay que saber afrontar rápida y correctamente.
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Tratar de ser tenaz: la venta es una carrera de fondo que puede llegar a convertirse en una maratón. Una negativa hoy hoy puede convertirse en un sí mañana. Hay que saber perseverar y saber cómo presentar de nuevo nuestro producto para conseguir una venta en el futuro y no eliminar esta posibilidad tras una primera negativa.
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Ser capaz de mejorar continuamente: un buen comercial debe estar siempre al día de los nuevos cambios, las nuevas formas de presentar el producto y de relacionarse con los clientes. Para ello, no debe abandonar ninguna oportunidad de mejora de sus conocimientos y formación.
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Trabajar en equipo: y no sólo con otros comerciales, sino también con el resto de los miembros de su organización. Es la mejor forma para conocer todos los procesos y poder trasladar los mismos en conocer todas las virtudes del producto y venderlo más y mejor.
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Ser organizado: El orden y la planificación es importante en cualquier trabajo, pero incluso lo es más en un comercial que trabaja fundamentalmente de cara a otras empresas.
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Tener capacidad de adaptarse a los cambios. El mercado cambia continuamente y el comercial tiene que ser quien se adapte a ellos, y no al revés. Estos cambios pueden ser de todo tipo: desde en nuestra propia empresa con nuevos productos o servicios, como en nuestros clientes o, incluso, en nuestras relaciones con las administraciones o el estado, por ejemplo, a través de un cambio de la legislación..
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Fijarse metas: Si el desempeño por objetivos es muy útil en casi todos los puestos de trabajo, para un comercial es fundamental. Hay que marcarse objetivos, metas y analizar el cumplimiento de las mismas para realizar una planificación conjunta.