Las empresas pierden al no tener productos de previsión para empleados
Un trabajador contento es un tesoro, pero es fácil que detrás de un empleado feliz haya una empresa que responda. El bienestar de ambos va de la mano y la satisfacción de uno es la del otro. La primera de las ventajas que obtienen las compañías que ofrecen a sus trabajadores beneficios sociales (ya sean éstas grandes, pequeñas o medianas) es, sin duda, el contar con empleados más productivos, eficaces y comprometidos que, seguramente, acabarán desempeñando su actividad en un buen ambiente de trabajo. Pero, al margen de esta evidente ventaja, las empresas no deberían pasar por alto que muchos de los beneficios sociales que pueden ofrecer a su plantilla repercutirán para ellos en forma de beneficios fiscales si recurren a productos de previsión social empresarial.
Seguros de vida
Un claro ejemplo de estos beneficios son los seguros de vida. La empresa que contrata estos seguros para sus trabajadores puede deducirse las primas en el impuesto de sociedades siempre y cuando impute en especie las mismas a los empleados asegurados, es decir, que se trate de una remuneración que el trabajador no recibe en efectivo. Estos seguros son, además, más baratos para la empresa si se contratan de forma colectiva que de manera individual. La prima se suele calcular de forma anticipada y se establece según la edad del trabajador, de modo que sólo se modifica cuando el empleado salta de un tramo de edad a otro. Además, para estos seguros, la prima se reajusta por baja siniestralidad, en función del número de asegurados.
Seguros de salud
En los seguros de salud, por su parte, los beneficios fiscales para las empresas son también bastante interesantes. La compañía podrá deducirse en el impuesto de sociedades el 100% de las primas pagadas. Se trata de un rendimiento exento de IRPF siempre que la cobertura de enfermedad alcance al propio trabajador, cónyuge y descendientes, y que las primas o cuotas satisfechas no excedan de 500 euros anuales por cada una de las personas aseguradas (el exceso sobre dicha cuantía constituirá retribución en especie).
Puede utilizarse, además, como una forma de retribución flexible para el trabajador, quien recibe una parte de su retribución de una manera que no computa en su IRPF, lo que minorará la base de cálculo sobre la que se estima la retención sobre los ingresos totales del empleado.
Obviamente, y además de los beneficios fiscales, poner a disposición de sus trabajadores este seguro repercutirá de forma positiva en la salud de la plantilla, ya que es de esperar que se reduzca el tiempo de las bajas médicas y hasta el absentismo laboral, debido a que la atención médica puede ser más rápida y accesible.
Planes de previsión social empresarial
En los planes de previsión social empresarial, las aportaciones que realice la empresa son consideradas como un gasto empresarial y es deducible como gasto de personal. Para el trabajador, estos productos de previsión reducen la base imponible del IRPF en la cuantía de las aportaciones, hasta un máximo fijado por Ley de 8.000 euros o el 30% de sus ingresos por trabajo.
La empresa podrá adaptarlo a sus necesidades o las de sus trabajadores. Además, cuentan con menores comisiones y gastos que otros productos de ahorro individuales, como los planes de pensiones, lo que se acaba por transformar en una mayor rentabilidad. Pero, sobre todo, deben ofrecer obligatoriamente una garantía de interés, lo cual es una ventaja frente a la ausencia de garantía de rentabilidad de los planes de pensiones.
En definitiva, los productos de previsión empresarial cuentan con un buen número de ventajas, tanto para la propia compañía como para sus empleados. En muchas ocasiones, parece que el único beneficio es el salario monetario cuando, en realidad, los beneficios que le puede reportar a la empresa el uso de otras fórmulas es más ventajoso desde el punto de vista fiscal, lo que al final acabará repercutiendo en la cuenta de resultados de cualquier negocio.