¿Por qué es vital que mi seguro de hogar cubra daños estéticos?
Cuando contratamos un seguro de hogar, debemos prestar especial atención a las coberturas que incluye. Una de ellas es la de daños estéticos.
¿Qué es un daño estético?
Un daño estético es el que se produce, como consecuencia de un siniestro, en algún elemento del contenido de nuestro hogar o en el propio continente y que desfigura su armonía. Por ejemplo, hablamos de una pared que ha quedado manchada o una puerta que no es igual que las que tenemos en el resto de la casa.
Es posible que la mancha de la pared o el contraste de la puerta con las demás no hagan que estos elementos pierdan su función. Sin embargo, estéticamente no concuerdan con el resto de la casa, se ha producido un daño estético.
¿Cuándo se producen los daños estéticos?
Una posibilidad es que se produzcan directamente como consecuencia de un siniestro: por humedad, fuego, impacto de algún elemento, etc. Además, también es común que tengan lugar tras alguna reparación. Por ejemplo, hemos tenido una reparación de fontanería y ha habido que picar, tras lo cual los azulejos nuevos no conjuntan con los antiguos.
En todo caso, es importante tener en cuenta que los daños estéticos deben tener como causa un siniestro cubierto por nuestra póliza, incluyendo los problemas derivados de su reparación.
¿Qué pretende la cobertura de daños estéticos?
Si no tenemos un seguro que nos proteja frente a daños estéticos, ante un siniestro, el seguro cumpliría con una reparación que no tiene por qué cuadrar estéticamente con lo que tenemos en nuestro hogar.
A través de esta cobertura, nuestro seguro deberá dejarnos nuestro hogar con armonía estética. Por ejemplo, Mihogar Seguro de Nationale-Nederlanden nos garantiza 1.500 euros (ampliables a 3.000 euros) por cada siniestro que ocurra en nuestra vivienda con la misión ya no de poder efectuar una reparación, sino de que, además, quede bien estéticamente.