Siete errores habituales al contratar un seguro del hogar
Asegurar una casa es una cuestión muy importante, pues en nuestro hogar es donde guardamos todas nuestras posesiones. En nuestra vivienda está nuestra vida, y como tal debe estar protegida por si ocurre algún accidente. No obstante, en muchas ocasiones no ponemos el celo adecuado a la hora de contratar el seguro del hogar.
Con el objetivo de rebajarnos el importe de la póliza, muchas veces cometemos errores que se pueden pagar caros si ocurre algún imprevisto. La seguridad del hogar es un asunto primordial y en este caso es preferible privarse de otras cosas que dejar cosas sin incluir en el seguro solo por ahorrar unos euros.
Por eso, vamos a repasar los errores que más solemos cometer a la hora de contratar el seguro del hogar con el objetivo de evitarlos en un futuro o enmendarlos ahora.
No leer la cobertura completa del seguro
Las prisas nunca son buenas, y en el caso de contratar el seguro de la casa, menos. Hay que detenerse a leer muy bien la cobertura completa que nos ofrece el seguro, pues no todos incluyen la totalidad de siniestros que pueden suceder o todas las partes de la casa, o lo hacen con limitaciones. Por eso, es fundamental detenerse un rato y mirarlo todo con lupa, pues luego podernos sorpresas muy desagradables.
No tasar correctamente los bienes de la vivienda
¿Cuánto valen las cosas que tenemos en casa? La mayoría tiene un valor incalculable, pero a la hora de suscribir un seguro hay que valorarlos para que se pueda concretar el capital asegurado y calcular el precio de la póliza. Si te cuesta determinar el valor de tus posesiones o tienes miedo de hacerlo a la baja, cuenta con la ayuda de un asesor externo, alguien imparcial y objetivo que dará mejor en el clavo.
Asumir que nuestro seguro cubre todo
Esto va en hilo con el primer error. No podemos asumir que nuestro seguro nos cubre cualquier tipo de accidente o siniestro que ocurra en casa, porque en muchas ocasiones no es así. No hay que asumir nada de antemano y, por ello, hay que tener muy claros los términos del contrato para que no tengamos que asumir después las consecuencias del descuido.
Minimizar los riegos
Este es uno de los errores más habituales. Damos por hecho que hay una serie de siniestros que es imposible que ocurran en nuestro hogar, pero eso nunca puede asumir que no van a ocurrir, porque la traicionera Ley de Murphy puede hacer que ocurra eso que pensamos que nunca pasará y que no hemos incluido en el seguro para ahorrarnos unos euros.
No asegurar el contenido
Cuando contratamos un seguro del hogar no es solo para que proteja la casa, su estructura y construcción, sino también lo que contiene y los posibles daños a terceros. Estas son nuestras posesiones, todas, y si no lo hacemos, cuando se produzca un accidente no estarán aseguradas, de modo que reponerlas tendrá que salir directamente de nuestro bolsillo.
No revisar con el paso del tiempo
Los años pasan, las modas cambian y nuestras necesidades también. Por ello es imprescindible revisar los términos y condiciones de nuestra póliza cada dos o tres años, porque muchos aspectos se habrán quedado obsoletos y conviene actualizarlos. O incluir nuevos términos porque ahora tengamos cosas que antes no teníamos.
No es lo mismo daños por agua que inundaciones
Otro error frecuente es no diferenciar entre estos dos accidentes y dejar sin cubrir los daños por agua, que son la rotura de una tubería, un desagüe, filtraciones de lluvia… y también los provocados por nosotros mismos. Es decir, dejarnos un grifo abierto, que precisamente son más de un tercio de los daños producidos por agua en los hogares, según ICEA. Esto nada tiene que ver con una inundación, de modo que hay que asegurarse de que el seguro cubre todos estos daños para no dejar la casa desprotegida de alguno de ellos.
Pero, además de estos errores, hay que mirar muy bien las opciones que nos ofrece el mercado antes de decantarnos por una. Hay que tener muy claro que la póliza debe ser lo más completa posible. Por ejemplo, con Mi Hogar Seguro cubre todo tipo de accidentes, pero también otros aspectos, como los gastos del alquiler en caso de que no seamos capaces de asumirlos o, bien los meses impagados por los inquilinos.