Voy a hacer una mudanza, ¿necesito un seguro?
Una mudanza para irse a vivir a otro lugar suele ser un proyecto ciertamente complicado. Se requiere una buena dosis de planificación y coordinación de personas y equipos, para que todo salga en tiempo del hogar de origen y llegue al de destino en perfectas condiciones.
Por desgracia, esto no siempre ocurre y a veces surgen problemas en forma de desperfectos y desaparición de enseres, así que toca ponerse manos a la obra y buscar una solución: contratar un seguro para mudanzas.
¿Cómo puede ayudarme un seguro si hago una mudanza?
Los seguros de mudanzas son productos que resultan de interés para garantizar que el proyecto de traslado de los enseres de un hogar a otro acaba con un final feliz, compensando al beneficiario en caso de que surja algún problema.
La cobertura de una póliza común de un seguro de mudanzas suele ir encaminada a cubrir los riesgos de desperfectos, robo y retraso en la entrega de los enseres, situaciones que pueden suceder si algo falla en el proyecto.
Cuanto más distancia deban recorrer los enseres, cuanto menos profesional sea la empresa gestora de la mudanza, cuanto mayores sean las inclemencias meteorológicas o cuanto más tiempo pasen los enseres guardados en un camión a la espera de poder ser descargados, más probabilidad habrá de sufrir un robo, de que surjan desperfectos o se dañe algún objeto (por ejemplo, un cuadro por el agua la lluvia).
Es posible que un seguro de mudanza no cubra determinados bienes (joyas, dinero en metálico, etc.), por lo que siempre debe leerse la póliza para poder tomar medidas especiales con aquellos bienes que lo requieran (una caja fuerte para las joyas, protección especial para los datos de los equipos informáticos, etc.).
¿Cómo contrato un seguro de mudanza para trasladar mis cosas con total confianza?
El seguro de mudanza lo puede contratar de forma voluntaria el propietario de los enseres con su compañía de seguros habitual y si ésta comercializa este seguro, firmar con ella el contrato. Además, es habitual que las empresas de mudanzas ofrezcan ellas mismas este servicio, siendo esta otra opción para contratar.
En este segundo caso, siempre hay que entender bien las condiciones y pedir por escrito la póliza, con el fin de saber qué riesgos quedan cubiertos y cuáles no. Así se evitan sorpresas desagradables, dado que si el seguro no se activa y sucede un problema grave, no habrá siniestro que reclamar a ninguna compañía y, si no queda nada por escrito, será complicado y un importante lio reclamar a la empresa de mudanzas.
Por tanto, contratar un seguro para hacer una mudanza puede ser interesante, aunque no siempre resulta necesario. Depende del tipo de objetos que tengamos en nuestro hogar, del tiempo de desplazamiento desde un lugar a otro y, por qué no, del valor sentimental que estos bienes tengan para nosotros. Aunque si tenemos miedo de que algo se rompa, lo mejor es no dudar y contratarlo.