¿Qué es el promedio general en un contrato de seguros?
Los seguros están llenos de conceptos y aspectos que nacieron en la antigüedad y que, todavía hoy en día, se aplican de forma más o menos habitual en nuestra vida diaria. Allá por el año 3.000 a.C., los chinos empezaban a asegurar sus mercancías ante el temor de pérdida en los ríos inventando el concepto de seguro; más adelante, los babilonios formaron las primeras mutuas para proteger a sus mercaderes en sus travesías por el desierto. Y en esto de la historia, por supuesto, los griegos no se iban a quedar atrás y, por eso, inventaron el concepto de promedio general de los seguros.
El promedio general de un contrato de seguros es un concepto que se atribuye a los habitantes de la isla griega Rodas. En aquella época, en el primer milenio antes de Cristo, los habitantes de Rodas acostumbraban a enviar mercancías por barco y, de vez en cuando, sucedían accidentes que provocaban la pérdida de toda la carga.
Con el objetivo de mitigar el riesgo de grandes pérdidas para un único comerciante en un trayecto marítimo, se decidió asegurar la carga mediante un sistema de "promedio general", que consistía en un seguro por la proporción de carga transportada en el barco. De esta manera, si la carga de un comerciante ocupaba el 15% de la embarcación y éste la perdía al completo por culpa de inclemencias en el mar, el resto quedaban obligados a indemnizarle en proporción, es decir, un 85% del valor de la carga (el restante 15% era responsabilidad del propio comerciante).
Con el promedio general del seguro se evitaba que un comerciante acabara con su negocio quebrado cuando en un viaje el transportista se veía obligado a tirar su carga por la borda para controlar el barco ante las malas condiciones del mar, o si ésta se perdía por las malas condiciones o un descuido durante el transporte.
Este sistema del promedio general del seguro ha evolucionado y en la actualidad se aplica en los seguros de forma indirecta. Con las aportaciones de todos los asegurados, las compañías pueden pagar las prestaciones y compensaciones necesarias según los contratos que tenga firmados con sus clientes cuando surja un siniestro.
De esta manera, una compañía de seguros paga una compensación a los beneficiarios de un seguro de vida con las aportaciones que ha hecho el tomador y las del resto de asegurados de la compañía. Esto es posible porque algunos asegurados no tendrán compensación nunca, por ejemplo, porque abandonarán el pago del seguro antes de fallecer de forma voluntaria, entre otras razones de índole financiero.