Ya ha llovido, y no poco, desde que la sal fuera utilizada como medio de pago. Quién sabe si dentro de no demasiado tiempo ocurrirá lo mismo con las monedas y los billetes que hoy engordan, alguno más que a otro, nuestras carteras. Internet y las nuevas tecnologías han cambiado nuestra sociedad; si hoy ya nadie utiliza una cabina de teléfonos, pocos compran un periódico o casi nadie escribe una carta, hay también ya países que han emprendido la carrera por suprimir el dinero en efectivo, como Dinamarca. Quienes están a favor de enterrar las monedas citan entre los beneficios que implicaría un control más efectivo del dinero, puesto que habrá menos dinero negro o descenderán los atracos; quienes se ponen en el otro lado de la balanza hablan de que crecerán los ciberdelitos y que se dejaría aún más al margen de la sociedad a los más desfavorecidos.
¿Comprar o no comprar? He ahí la cuestión. Esta pregunta, que nos podría asaltar ante el mostrador de cualquier supermercado, no difiere de la que nos planteamos cuando pensamos si aceptamos o no la oferta que nos hace una empresa para que compremos sus acciones. Dicho de un modo más técnico: cuando sopesamos si acudimos o no a una Oferta Pública de Venta (OPV).
Cuando nos jubilamos, llega el momento de dejar de trabajar y comenzar a recibir la pensión pública de la Seguridad Social a la que tanto hemos contribuido en todos los años que hemos estado trabajando. Nuestras cotizaciones garantizan que, a los 65 años o un poco más tarde, podamos recibir una renta mensual que nos permita vivir de manera cómoda el resto de nuestra vida.
La Campaña de la Renta 2015 terminó y la mayor parte de contribuyentes habrán recibido una alegría en forma de abono en su cuenta bancaria como parte del resultado de su declaración de la renta, que les habrá salido a devolver. Un dinero que viene muy bien para tapar agujeros, para darse algún que otro capricho o, por qué no, para ahorrarlo o invertirlo en algún producto financiero.
No son sastres ni son modistas, pero pueden crearnos un traje a medida. Los fondos perfilados nos toman nuestras medidas, desde el largo que tiene nuestra espalda para soportar riesgos con el dinero hasta la anchura de nuestra cintura para alcanzar nuestros objetivos. Una vez sacado el patrón, el fondo perfilado se encargará de invertir nuestro dinero según nuestras características como inversores y lo hará en otros fondos de inversión.
Tener un dinero ahorrado en nuestra cuenta corriente y no saber qué hacer con él. Esta es la situación en la que mucha gente se encuentra, dejando pasar alguna que otra oportunidad de inversión para rentabilizar sus ahorros, bien por falta de conocimientos o bien por falta de tiempo.
Ha llegado el momento. Parecía que no llegaría nunca, pero está aquí. Por fín llegan las vacaciones. Es hora de dejar de lado la rutina y poder hacer lo que más nos gusta.
Cuando se tiene el ahorro como objetivo, conviene diseñar la mejor estrategia posible y ponerla en práctica cuanto antes con el objetivo de poder alcanzar las metas establecidas en los plazos fijados. Sin embargo, hay una serie de "enemigos del ahorro" que pueden dar al traste con el esfuerzo de años. A continuación, te contamos cuáles son los principales enemigos de tu ahorro:
Desde bien pequeños, nuestras abuelas nos enseñaron e insistieron continuamente en las razones por las que debíamos ahorrar, de las virtudes que tenía disponer de un dinero siempre aparcado para futuros imprevistos y de la razón por la cual ellas siempre actuaron de una forma responsable y ahorradora. Desde luego, el ahorro es un elemento importante de nuestra vida diaria. Si no hubiéramos seguido los consejos de nuestras abuelas, posiblemente no nos hubiésemos podido permitir ciertos caprichos.