La civilización romana fue una de las precursoras de muchos aspectos que en nuestra vida cotidiana consideramos como fundamentales: el uso del derecho romano en los países desarrollados, el comercio por el mediterráneo y las primeras ciudades son algunos de los legados más conocidos de los romanos. Pero Roma, además, fue una de las civilizaciones más activas en el ámbito de los seguros.
Como ya hemos visto en otros posts dentro de esta serie histórica, los seguros no son un invento ni mucho menos actual. Si allá por el año 3.000 antes de Cristo, los chinos ya utilizaban los seguros para protegerse de los ríos y después,los egipcios inventaron lo que hoy conocemos como el seguro de vida, los fenicios no iban a quedarse atrás e hicieron su pequeña aportación a este importante negocio con los primeros corredores de seguros.
Ahora que muchos, convertidos en padres y madres, dan una segunda, tercera y hasta cuarta lectura a los cuentos clásicos se habrán dado cuenta que muchos de estos relatos enseñan algo más que lo obvio. Este es el caso de la historia de Pinocho. El cuento del niño de madera con el que aprendemos que mentir es malo, nos da también algunas pautas que deberíamos seguir a la hora de gestionar nuestro patrimonio desde niños. Por ejemplo, su encuentro con el gato y el zorro explica de forma creativa y sencilla la relación que existe entre el riesgo financiero y el rendimiento de las inversiones.
A lo largo de la historia se pueden identificar momentos en los que los seguros surgen en su versión más primitiva en distintas civilizaciones, siempre con el objetivo de dar una respuesta a los problemas que surgían en el día a día de las personas de la época y en las actividades de comercio, motor del surgimiento y evolución de los seguros.
En los últimos años, se ha visto la importancia que tiene la educación financiera en nuestra sociedad. Esta formación es necesaria para que los jóvenes comprendan las finanzas personales y del hogar desde las edades más tempranas y puedan tomar decisiones desde la juventud.
La educación financiera para los más pequeños de la casa es una de las asignaturas pendientes en muchos de los hogares españoles. Sin embargo, es habitual que los niños reciban ciertas cantidades de dinero a lo largo de su infancia como regalo o premio, por ejemplo, en su cumpleaños o por sacar buenas notas, aunque no siempre saben muy bien qué deben hacer con él. Si esta situación te resulta familiar, quizá también te ayude saber qué es lo mejor que se puede hacer con el dinero de los pequeños de la casa.