Hemos cambiado. Mezcla de la crisis y de las posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías, nuestra manera de consumir ha cambiado por completo. Los jóvenes ya no quieren ser propietarios de un coche y la industria del automóvil anda preocupada, pero, quizá, tampoco quieran comprar una casa, muebles… ¿para qué endeudarse por tener algo si puedes pagar por ello sólo cuando lo necesitas?
Vivimos en una época en la que los conceptos utilizados por los economistas ocupan gran parte del debate público. Términos que hasta hace poco tiempo nos parecían imposibles de aprender se han convertido en una parte importante de nuestro día a día y ya no podemos imaginar un mundo en el que no existan las primas de riesgo, los déficits o los Presupuestos Generales del Estado.
Vivimos en una época en la que ya no es posible obtener una cierta rentabilidad por nuestros ahorros sin asumir por ello ningún riesgo. Los bajos tipos de interés que rigen el mercado en la actualidad como consecuencia de las políticas monetarias expansivas de los principales bancos centrales a nivel mundial, están provocando una pérdida de parte del atractivo que tenían los productos a plazo fijo, como pueden ser los depósitos bancarios o la deuda pública.
Las burbujas han sido (y siguen siendo) un fenómeno recurrente en la historia económica. Desde que en el S.XVII se formase la burbuja de los tulipanes, muchas han sido las que se han formado desde entonces, hasta la reciente burbuja inmobiliaria en España que todos tenemos en el recuerdo.
El dinero no da la felicidad, ¿verdad universal o mito? Cada uno tendrá su propia respuesta y es posible que para evitar controversias se pusiera a esta expresión un apellido; porque será verdad que el dinero no da la felicidad, pero ayuda. Pocas cosas son blancas o negras y muchas de las creencias, de verdades que creemos universales sobre la forma en que debemos gestionar nuestro dinero, no son más que verdades a medias o, directamente, inventos.
Ya ha llovido, y no poco, desde que la sal fuera utilizada como medio de pago. Quién sabe si dentro de no demasiado tiempo ocurrirá lo mismo con las monedas y los billetes que hoy engordan, alguno más que a otro, nuestras carteras. Internet y las nuevas tecnologías han cambiado nuestra sociedad; si hoy ya nadie utiliza una cabina de teléfonos, pocos compran un periódico o casi nadie escribe una carta, hay también ya países que han emprendido la carrera por suprimir el dinero en efectivo, como Dinamarca. Quienes están a favor de enterrar las monedas citan entre los beneficios que implicaría un control más efectivo del dinero, puesto que habrá menos dinero negro o descenderán los atracos; quienes se ponen en el otro lado de la balanza hablan de que crecerán los ciberdelitos y que se dejaría aún más al margen de la sociedad a los más desfavorecidos.
Tener un dinero ahorrado en nuestra cuenta corriente y no saber qué hacer con él. Esta es la situación en la que mucha gente se encuentra, dejando pasar alguna que otra oportunidad de inversión para rentabilizar sus ahorros, bien por falta de conocimientos o bien por falta de tiempo.
Ha llegado el momento. Parecía que no llegaría nunca, pero está aquí. Por fín llegan las vacaciones. Es hora de dejar de lado la rutina y poder hacer lo que más nos gusta.
Cuando se tiene el ahorro como objetivo, conviene diseñar la mejor estrategia posible y ponerla en práctica cuanto antes con el objetivo de poder alcanzar las metas establecidas en los plazos fijados. Sin embargo, hay una serie de "enemigos del ahorro" que pueden dar al traste con el esfuerzo de años. A continuación, te contamos cuáles son los principales enemigos de tu ahorro: