Cualquier momento del año es bueno para alquilar nuestra vivienda para vacaciones en las zonas turísticas, y no solo en verano. Ya sea por meses, semanas o días, el alquiler vacacional es una buena oportunidad de rentabilizar una vivienda, pero, por supuesto, siempre dentro de la legalidad.
AirBnb, Wimdu, Housetrip…. Las webs y aplicaciones para buscar alojamiento en vacaciones está impulsando enormemente el alquiler de viviendas en destinos de costa, rurales e incluso urbanos. La razón es sencilla: si hasta hace poco tiempo, el alquiler más habitual era por meses o quincenas, en la actualidad, y gracias a estas nuevas herramientas, los alquileres pueden ser hasta por días. Gracias a ello, se reduce el tiempo en el que las viviendas están vacías y se multiplican los ingresos.
Desde que arranca el año y hasta el último día del mismo, el contribuyente puede y debe trabajar para prever su factura fiscal, es decir, lo que acabará pagando por sus ingresos y ganancias del ejercicio a Hacienda, y por supuesto, para poder mejorarla, especialmente cuando toque presentar la famosa declaración de la renta, que se realiza entre principios del mes de abril y se extiende al último día junio.
Las personas que trabajan en el extranjero no pueden escoger su residencia fiscal: eres residente en uno y otro país en función de distintos criterios y, en función de esto, se establece dónde se tienen que declarar todos los ingresos. Siendo esto es así, ¿cómo debo tributar los ingresos obtenidos fuera en España en la declaración de la renta?
Muchas personas tienen la idea de que la productividad del trabajo depende únicamente de trabajar muy duro, estar muy cualificados, tener una gran motivación y los incentivos correctos. Y, sí, depende de esos factores, pero no solamente de ellos. En esta entrada explicaremos otros determinantes de la productividad laboral que, no por menos conocidos, son menos importantes.
Según el barómetro de política fiscal del CIS, casi siete de cada diez españoles piensa que paga muchos impuestos en España. No cabe duda que esta percepción se constata con la realidad: aproximadamente la mitad de la renta que obtienen los trabajadores, sean asalariados o autónomos, se la queda la Agencia Tributaria.
Las imputaciones de rentas inmobiliarias son uno de los conceptos por los que se puede tener que declarar en el IRPF. Se trata de un supuesto en el que, a pesar de que un inmueble no haya producido ningún rendimiento, como un alquiler, hay que tributar por él.
Como cada año, la declaración de la renta nos trae algunas novedades. En este caso, hay algunos cambios normativos, pero también del procedimiento para confeccionar la autoliquidación del IRPF. Éstas son las variaciones más importantes.
Las ganancias y pérdidas patrimoniales son uno de los conceptos por los que tenemos que pagar en nuestra declaración de la renta. Surgen cuando se producen determinadas alteraciones en el patrimonio del contribuyente.