El origen de los seguros: Roma, ciudades y contratos antiguos
La civilización romana fue una de las precursoras de muchos aspectos que en nuestra vida cotidiana consideramos como fundamentales: el uso del derecho romano en los países desarrollados, el comercio por el mediterráneo y las primeras ciudades son algunos de los legados más conocidos de los romanos. Pero Roma, además, fue una de las civilizaciones más activas en el ámbito de los seguros.
Seguro de accidentes y seguro de vida
Los romanos adoptaron los préstamos a la gruesa cómo fórmula para protegerse de los problemas que podían surgir en la actividad del transporte de mercancías. Entre las normas que regían los contratos de préstamos a la gruesa, se incluía la cláusula de que los familiares de los prestatarios cobraran una compensación en caso de siniestro, es decir, si fallecía.
La clave para que este tipo de contratos pudiera salir adelante la puso Domitius Ulpianus, a quien se atribuye la creación de la primera tabla de probabilidad de deceso, en función de la edad. Este jurista romano fue el que introdujo el alcance anual de los seguros, con el objetivo de que el cálculo de la probabilidad de deceso fuera razonablemente fiable.
Seguro de solvencia
Otro concepto relacionado con los seguros que introdujeron los romanos fue la fidejussia indemnitatis, que era una fianza que se entregaba para cubrir un pago futuro. Para conseguir esta fianza, se podía recurrir a un fiador profesional o al entorno familiar, aunque también en Roma se introdujo la opción de la garantía como prenda para asegurar un pago futuro.
Este tipo de operación de desplazamiento del riesgo se puede asimilar a un seguro de solvencia, al trasladar el riesgo de una operación de una persona a otra con mayor capacidad de pago.
Seguro de enfermedad y protección de la actividad
Los collegia romanos son los precursores de los colegios profesionales de hoy en día, que reúnen a colectivos de personas de diferentes profesiones, con el objetivo de proteger sus intereses comunes. Al igual que se hace hoy en día, en los collegia romanos se buscaba la protección del interés particular a través del esfuerzo común.
A través de la aportación periódica de dinero que hacía cada miembro de la collegia, se podía compensar a los familiares de aquellos profesionales que fallecían y así podían pagar los gastos del entierro. Además, también se protegían de los problemas que podían surgir en caso de enfermedad, e incluso de otros problemas que podían causar pérdidas, como un robo o un ataque.
Los romanos fueron, por tanto, una de las civilizaciones que más hicieron en nuestro día a día por conseguir que el seguro tuviese una utilidad real: la de reducir los riesgos que rodeaban a sus habitantes y compensar a su titular en caso de siniestro. Aunque, eso sí, aquellos seguros poco tenían que ver con los que existen en la actualidad.