La prueba de la golosina: un experimento con niños para ahorrar
En nuestra tierna infancia, una golosina era uno de los más preciados manjares que nos podíamos llevar a la boca. Resistir la tentación de no comernos aquella bolsa que nos compraban nuestros abuelos era misión casi imposible. Y no digamos ya si esto se producía tras varios días de abstinencia; la probabilidad de que la golosina siguiese ahí durante más de 2 minutos era prácticamente nula.
Esta situación, tan habitual en nuestra vida cotidiana, ha sido objeto de estudio entre varios psicólogos de todo el mundo para medir nuestra capacidad de controlarnos ante las tentaciones que están presentes en nuestro día a día. Este experimento se conoce como la prueba de la golosina, y puede servir como ejemplo tanto para invertir como para ahorrar con nuestra empresa.
¿Me como una golosina ahora o dos dentro de 15 minutos?
Ésta fue la disyuntiva que planteó Walter Mischel, psicólogo americano de la Universidad de Stanford, a un grupo de niños en los años 60 para estudiar su capacidad de autocontrol. El experimento era bien sencillo: llevaban a un niño a una sala en la que había una golosina (una nube de azúcar), y le daban la instrucción de que si resistía durante 15 minutos podían comerse dos golosinas.
El experimento se ha repetido a lo largo de estos últimos años, y casi todos llegan a la misma conclusión. En los vídeos realizados, se ven varios niños desesperados jugando con la nube durante ese tiempo, chupando el azúcar hasta que alguno de ellos, incluso, se la come. Sin embargo, aquellos que resistieron la tentación, son recompensados con una nube de azúcar más, que no dudan en devorar en cuanto la reciben.
Casi 50 años después de este original experimento, Mischel sigue sacando conclusiones interesantes sobre la fuerza de voluntad y la disciplina personal, recogidas en su libro El test de la golosina. Sin embargo, aunque esta prueba tiene a varios niños como protagonistas, puede aplicarse perfectamente a las finanzas personales y de ahorro en nuestra empresa.
¿Bajan mucho las acciones de una empresa? No hay que preocuparse.
A la hora de invertir, el autocontrol es un aspecto fundamental. Cuando bajan mucho las acciones de una compañía, debemos ser capaces de no dejarnos llevar por nuestros impulsos más pasionales, y analizar si esa bajada obedece a algún factor coyuntural o es más bien consecuencia de un cambio en su valor fundamental. Como el niño cuando evitaba la tentación de comerse la golosina, el inversor debe ser capaz de mantener ese valor en cartera, puesto que la recompensa puede ser mucho mayor.
Lo mismo ocurrirá si estas acciones suben con fuerza. Lo más probable es que nuestra idea inicial sea vender para obtener un cierto rendimiento sobre nuestra inversión. Sin embargo, es posible que las acciones sigan subiendo en el futuro, y estemos perdiendo una buena oportunidad para ganar mucho más dinero.
Y también en nuestra empresa
Las emociones no están únicamente presentes en el mundo de las inversiones. Los directivos de una compañía deben ser capaces de analizar con cierta calma todas las variables que están presentes en la empresa antes de tomar una decisión; en este sentido, el autocontrol es un aspecto fundamental, y puede marcar la diferencia entre una empresa bien gestionada y una empresa mal gestionada.
En última instancia, el autocontrol redunda en un ahorro en costes, porque las decisiones son mucho más deliberadas e, incluso, consensuadas con el resto de miembros de la empresa.
En defintiva, la prueba de la golosina es un claro ejemplo de cómo nuestros sentimientos e impulsos más pasionales tienen efecto sobre nuestras decisiones de ahorro, de inversión y, por supuesto, de consumo. Aprender un poco de autocontrol puede ser clave si queremos ahorrar e invertir de una forma mucho mejor.