Cómo se podría financiar la Seguridad Social en el futuro
El futuro de las pensiones preocupa a los españoles porque existen dudas sobre la sostenibilidad del sistema de la Seguridad Social. Una de las alternativas propuestas es financiar una parte de la Seguridad Social mediante impuestos.
¿Cómo es el presupuesto de la Seguridad Social?
En el presupuesto de la Seguridad Social hay presupuestado para 2016 un gasto en pensiones de 121.233 millones de euros. Ello supone un 86,02% de la partida total destinada para la Seguridad Social en 2016. Dentro de los ingresos de la Seguridad Social, está presupuestado que las cotizaciones supongan 117.243 millones de euros.
Existe una separación entre los presupuestos, cuentas y tesorería del Estado y de la Seguridad. No obstante, los Presupuestos Generales del Estado para 2016 incluyeron una aportación del Estado a la Seguridad Social de 13.160 millones de euros. Esas aportaciones del Estado a la Seguridad Social tienen misiones concretas como cubrir las pensiones no contributivas o complementar las pensiones para que lleguen al mínimo estipulado por la ley.
¿Cuáles son las alternativas en la financiación futura de la Seguridad Social?
Además de la financiación vía impuestos de la Seguridad Social, existen diversas alternativas con el fin de cerrar la previsible brecha creciente entre los gastos y los ingresos de la Seguridad Social. Una de ellas es el empleo de medidas que disminuyan el importe de las pensiones que pueden esperar en el futuro los cotizantes actuales, la probabilidad de cobrarlas (a través de un incremento de los requisitos) o reduzcan el período en el que se puedan cobrar.
Otra alternativa es el incremento de las cotizaciones a la Seguridad Social, pero la dificultad radica en la situación de los mercados laborales en España. Si la subida de cotizaciones fuese muy significativa, se podrían crear importantes distorsiones en los mercados de trabajo generadoras de desempleo.
La Seguridad Social también se puede financiar liquidando progresivamente el conocido como Fondo de Reserva, pero la crisis de los últimos años ha mermado considerablemente dicho fondo.
También podría financiarse vía endeudamiento, pero se podría poner en peligro la posición financiera de futuras generaciones, los compromisos de estabilidad presupuestaria y la capacidad del Estado para acceder a los mercados para financiarse (por el incremento del riesgo de la deuda pública).
Y la otra alternativa sería una mejora de las condiciones demográficas y de productividad. Esas mejoras tienen algunos límites, particularmente la mejora de las condiciones demográficas. Pero, sobre todo, son complicadas de llevar a cabo y no dependen de la misma forma que las otras alternativas de las decisiones políticas, aunque estén también influenciadas por dichas decisiones.
¿Cuáles serían los principales objetivos de la financiación vía impuestos de la Seguridad Social?
El primer objetivo de la financiación vía impuestos de la Seguridad Social sería el de mantener la sostenibilidad de la Seguridad Social sin mermar las pensiones.
El segundo objetivo es la redistribución de la renta, ya que el principal destinatario de las aportaciones vía impuestos al sistema de pensiones serían las pensiones de menor importe. Los contribuyentes con mayor nivel de renta pagarían más impuestos sin esperar a cambio una mejora en su pensión. En ese sentido, los ingresos provenientes de los impuestos buscarían evitar la situación de precariedad a la que se pueden enfrentar muchas personas con pocos recursos económicos, sin derecho a prestaciones contributivas (o de un importe muy reducido) y con una edad elevada o circunstancias incapacitantes para trabajar.
En tercer lugar, se buscaría mejorar la eficiencia del conjunto del sistema tributario. Los tributos generan distorsiones en los precios, entre ellos los salarios como precio del trabajo. Eso origina que los agentes cambien sus decisiones y que se reduzca en alguna medida la actividad económica.
Las cotizaciones sociales solamente pueden gravar el trabajo, mientras que los impuestos pueden gravar una enorme diversidad de hechos imponibles. Teóricamente, se podría buscar otro ámbito donde generar menos distorsiones, particularmente por la delicada situación de los mercados de trabajo españoles.
¿Cuáles podrían ser los principales riesgos e inconvenientes de la financiación vía impuestos de las pensiones?
En primer lugar, los impuestos son la base principal de la financiación del gasto público. Si no se produce un incremento de impuestos, y si una parte de los impuestos se dedica a la financiación de las pensiones, habría que pensar en qué otras partidas se pueden reducir los gastos públicos.
Otra posibilidad es que la financiación vía impuestos viniese acompañada de un incremento de los impuestos. El problema sería que esa subida de impuestos podría generar distorsiones en la economía. Ello podría perjudicar a los niveles de renta y empleo de la economía española, lo que, además, podría dificultar la sostenibilidad de la Seguridad Social.
Los problemas de incentivos también preocupan. Los impuestos vendrían a reforzar fundamentalmente el componente no contributivo de la Seguridad Social, reduciendo las diferencias entre pensiones contributivas y no contributivas. Algunas personas pueden ver desincentivados sus esfuerzos si se gravan demasiado y existen coberturas universales generosas.
El principal problema de incentivos sería el desincentivo a la práctica de reformas políticas y en la actuación a nivel familiar, laboral y empresarial que tiendan a la necesaria mejora de la productividad. Hay que tener en cuenta que uno de los principales incentivos de esas reformas es la sostenibilidad de las pensiones públicas y privadas. La búsqueda de alternativas a la sostenibilidad de la Seguridad Social puede frenar esas reformas.