¿Qué son los impuestos especiales y dónde se abonan?
¿Qué productos llevan un impuesto especial?
Todos los productos que consumimos y los servicios que contratamos están gravados por el IVA, un tributo indirecto que aplica un tipo diferente en función del tipo de producto(tipo general del 21%, reducido del 10% y superreducido del 4%) y cuyo importe está incluido en el precio de todos los artículos. Pero, además del IVA, hay determinados productos que añaden otro tipo de gravamen, los conocidos como impuestos especiales, que se aplican como una cantidad fija o como un porcentaje del precio en la fase de producción del producto, lo que eleva su precio al consumidor final de forma más o menos importante.
Esto sería el caso de: la cerveza, vino, alcohol, tabaco o hidrocarburos, aunque hay algunos casos específicos, como en la electricidad, en el que el motivo es más contradictorio.
Bebidas Alcohólicas
Las bebidas alcohólicas pagan un impuesto distinto según el tipo de bebida que sean y su graduación:
- El impuesto de la cerveza grava a cervezas y mezclas de cervezas con otras bebidas no alcohólicas, siempre que la graduación sea superior al 0,5%. En este caso pagan entre 2,75 y 13,56€ por hectolitro. Si el porcentaje de alcohol es inferior no se paga el impuesto.
- En el caso del vino y otras bebidas fermentadas, se distingue entre vinos tranquilos y vinos espumosos, gravándose a partir de una graduación superior al 1,2%. Aunque, como medida para no perjudicar el sector, el tipo de gravamen actual es del 0%.
- Por último, en el resto de bebidas alcohólicas, se aplica el impuesto cuando la graduación supere el 22%. En este caso el pago es de 958,94 euros por hectolitro en Península y Baleares y 653,34 euros en Canarias.
Tabaco
En el caso del tabaco, se pagan por dos tipos de gravamen: por unidad de producto y proporcional al precio del producto. Esto lo diferencia claramente de otros impuestos especiales, como el alcohol, que sólo se paga por unidad producida. Así, mientras el primero cobra 41,50 euros por cada mil unidades del cigarros, cigarritos o cigarrillos, en el caso del gravamen proporcional al precio, el importe es bastante elevado: 51% del precio del venta al público de cigarrillos, el 41,5% en picaduras y el 28,4% sobre el resto de labores de tabaco.
Impuesto de hidrocarburos
El Impuesto sobre Hidrocarburos grava el consumo de cualquier producto utilizado como carburante (uso en motores) y de cualquier hidrocarburo utilizado como combustible (uso en calefacción). El tipo impositivo a nivel estatal viene determinado por los productos, existiendo diferencias notables entre ellos. Por ejemplo, el de la gasolina sin plomo de 98, el impuesto es de 0,431€ por litro, el de la de 95 octanos de 0,400€, el del gasóleo es de 0,307€ por litro, mientras que el del gasóleo bonificado –por ejemplo uso agrario- es de 0,078€. A estos tipos habrá que añadirles los tipos autonómicos correspondientes.
Para evitar fraudes fiscales relacionados con el uso de productos bonificados, la normativa regula y establece muchos requisitos formales para controlar que aquellas personas físicas o jurídicas que reciben estos productos tengan derecho efectivo a ello.
Impuesto sobre electricidad
Aunque su aplicación incentivaría el uso más responsable de la energía, es el impuesto que tiene un fin más recaudatorio. Este tributo grava la fabricación y distribución de energía eléctrica a un tipo del 5,11269632%, con unos mínimos que no podrán ser inferiores a 0,5€ por megavatio-hora (MWh) cuando la electricidad suministrada se destine a usos industriales y a 1€ por MWh cuando se destine a otros usos.
A todos estos impuestos hay que sumarle el IVA. Esta doble imposición provoca que, en muchos productos, como tabaco o hidrocarburos, se pague más por impuestos que por el propio producto.
Una estrategia efectiva para optimizar el ahorro de tus impuestos personales es considerar la contratación de un seguro o un producto financiero que ofrezca beneficios fiscales. Estos instrumentos no solo te proporcionan protección y seguridad financiera, sino que también pueden ayudarte a reducir tu carga tributaria. Al elegir el producto adecuado, puedes aprovechar deducciones y exenciones fiscales, maximizando así tus ahorros y mejorando tu bienestar económico a largo plazo.