¿Qué impacto tiene la deflación en ahorros e inversiones?

​Si la inflación se define como la subida generalizada de los precios durante un periodo de tiempo determinado, la deflación es, justamente, lo contrario: su bajada. Dicho así, parece una noticia excelente para los consumidores. Sin embargo, la realidad nos dice otra cosa.

La deflación tiene dos efectos negativos sobre la economía:

Por un lado, puede generar un círculo vicioso que lleve a la economía a entrar en barrena. Imagina que los precios bajan y la gente no compra porque espera a que sigan bajando para adquirir lo que quieren. Como consecuencia, la demanda cae afectando a las empresas, que no pueden producir porque no se consumen sus productos así que se ven abocadas a tomar medidas como bajar precios, despedir personal o cerrar fábricas.

Pero, además, si los precios bajan, también lo hace el valor de nuestros activos mientras que, por el contrario, el valor de nuestras deudas aumenta. Al igual que la inflación favorece a quienes se han endeudado porque merma el valor real de sus números rojos, la deflación produce el efecto contrario, perjudica a quienes tienen deudas porque aumenta el valor de lo que deben.

De esta forma, una de las cosas que tenemos que tener presente sobre cómo afecta la deflación a nuestros ahorros e inversiones tiene que ver, precisamente, con nuestras inversiones y nuestra deuda.

 

Así te afecta la deflación en función de dónde hayas invertido

La deflación no es una buena noticia para aquellas personas que hayan decidido invertir endeudándose, por ejemplo, comprando su vivienda. Con la deflación, el valor del ladrillo cae mientras el de nuestra deuda aumenta, lo que constituye una mala combinación. La inversión en bolsa no tiene por qué salir perdiendo, siempre y cuando no hayamos colocado nuestro dinero en empresas muy endeudadas que puedan verse afectadas con la deflación. En un momento así, además, deberemos poner atención a dónde invertimos, en la solvencia del banco o de la empresa.

El lado favorable de la deflación es para los ahorradores tranquilos; para aquellos que no han arriesgado y, por ejemplo, tienen su dinero en depósitos u otros productos de renta fija. Recuerda que cuando quieras saber el valor real de lo que vas a obtener por tu depósito o cualquier inversión deberás deducir el valor de la inflación o, en caso de la deflación, sumarla. Así, si contratas un depósito con un tipo de interés al 2% y la inflación es del -0,5%, lo que obtendrás por tu dinero será un 2,5%.

Otra buena opción es la inversión en renta fija como los bonos del estado, por ejemplo. No hay que olvidar que los bonos son una forma de comprar deuda de un país. Por otra parte, el dinero en la cuenta del banco no estará mal aunque eso suponga que apenas nos renta. Por último, otra alternativa es la inversión en  oro que, como valor refugio que es, también es una buena opción cuando el precio del dinero cae.

La deflación: un juego de suma cero

En líneas generales, la deflación, al igual que la inflación, constituye un juego de suma cero. Los beneficios que obtiene el prestamista se compensan con las pérdidas por parte del prestatario, o la persona que se ha endeudado.

En caso de que seamos ahorradores y tengamos nuestro dinero en productos de renta fija, estamos asumiendo el papel de prestamistas y, por tanto, la deflación nos beneficia. Aun así, es conveniente tener en cuenta cuáles son nuestros activos y nuestras deudas para evitar que la deflación perjudique a nuestro patrimonio.