Cuatro motivos importantes para invertir en tu jubilación
La mayoría de la gente no consume todo lo que gana. Una parte la ahorra y la destina a diferentes inversiones que contribuyen a generar rendimientos y a evitar que el paso del tiempo reduzca el poder adquisitivo de su dinero. Atender las necesidades materiales de la jubilación es una de las motivaciones de esta conducta, pero hay muchas más razones. Éstos son cuatro ejemplos de ello.
Atravesar mejor los altibajos en nuestros ingresos
Incluso estando en activo, hay muchas circunstancias que pueden reducir nuestros ingresos como, como por ejemplo en los siguientes casos:
- Un despido.
- Una reducción salarial.
- Haber realizado menos horas extraordinarias de las habituales.
- Pasar de trabajar de jornada completa a media jornada.
- Necesitar una excedencia sin sueldo por algún motivo.
- Malos resultados en nuestro negocio.
- Menores rendimientos de lo esperado en los ahorros.
En situaciones como éstas y otras semejantes, si no tenemos unos ahorros invertidos adecuadamente, nos veremos obligados a reducir nuestro consumo, a endeudarnos, a solicitar ayuda de otras personas, etc.
Dado que muchas de las disminuciones de ingresos son inesperadas, esas decisiones para “cubrir el bache” pueden ser precipitadas, ya que el tiempo suele ser muy apremiante cuando se trata de satisfacer las necesidades familiares más cotidianas.
Suele ser mejor decisión emplear el dinero que tenemos invertido en satisfacer esas necesidades. Nos da tiempo para ir tomando las mejores decisiones que nos permitan recuperar nuestros ingresos y, si es necesario, ajustar nuestros gastos de forma meditada.
El respaldo financiero de nuestros proyectos
La mayoría de los proyectos de futuro exigen realizar inversiones. Al montar un negocio, debemos desembolsar un dinero en la adquisición de los elementos materiales necesarios. La realización de unos estudios requiere satisfacer unos gastos de matrícula y otros derivados del material escolar, la estancia, la manutención…
Lo mismo pasa con ese viaje deseado, esa causa benéfica que queremos apoyar materialmente, o incluso con el soporte de los proyectos de nuestros hijos. Son solamente algunos ejemplos, pero buena parte de nuestros planes de futuro requieren medios materiales o servicios que debemos financiar. Endeudarnos es una opción, pero es mucho más factible hacerlo cuando disponemos de inversiones a las que recurrir.
Por un lado, quienes nos prestan financiación para ese proyecto corren menos riesgo a medida que nosotros dispongamos de unos mayores ahorros. Es más complicado que no podamos devolverles el montante prestado.
Por otro lado, nosotros somos quienes mejor conocemos nuestros propios planes. Aportar una parte importante de la financiación del proyecto facilita que los demás crean en él.
Adquirir una vivienda
Cuando se piensa en financiar una vivienda, se nos viene a la mente el pago de una hipoteca durante muchos años después de su adquisición. Pero también se puede ahorrar antes para adquirir la vivienda. De hecho, es prácticamente imprescindible.
Por un lado, la mayoría de entidades financian hasta un máximo del valor de tasación. El resto, lo debemos financiar a través de otras vías. Además, debemos tener en cuenta el conjunto de gastos que supone la compra, y que van más allá del valor de la vivienda: desde los gastos de la gestión administrativa, a los muebles, pasando por posibles reformas, rehabilitaciones o adaptaciones.
Por otro lado, como en otros proyectos, es más sencillo contratar una hipoteca si disponemos de unos ahorros. La probabilidad de que nos la concedan es mayor y, normalmente, podremos acceder a mejores condiciones. Además, podemos optar a contratar una a un plazo más breve y, por tanto, con un menor pago de intereses.
Y el esfuerzo para comprar la vivienda será menor cuando obtenemos una rentabilidad por nuestros ahorros. Al invertirlos, con el paso del tiempo, tenemos un dinero adicional al que ahorramos en su momento, que hace menos sacrificada la adquisición.
Decidir cuánto, en qué y hasta cuándo trabajamos
El dinero de nuestras inversiones es una fuente de recursos materiales para vivir, incluso cuando aún no estamos jubilados. Permite, por ejemplo, decantarnos por ese trabajo que siempre nos ha gustado, pero en el que se gana algo menos.
Quizá podamos emprender gracias a ese dinero el negocio que siempre deseamos poner en marcha. Toda actividad que iniciemos, siempre necesitará de unos fondos de nuestro propio bolsillo.
También nos permite tomar decisiones como trabajar menos horas, pudiendo disfrutar de los recursos que nos ofrecen las inversiones. Y si lo que queremos es prolongar nuestra vida laboral, tener una buena cartera de inversiones garantizará que no lo hagamos por necesidad material.
Las inversiones son un punto de apoyo en muchas de nuestras decisiones y procesos vitales. La jubilación es una de ellas, pero existen muchas otras. Unos ahorros bien invertidos aportan armonía al equilibrio entre nuestro presente y nuestros proyectos de futuro.