Métodos para valorar una empresa
¿Cuánto vale tu negocio? Seguro que es una pregunta que muchas personas que tienen un negocio se hacen a sí mismas por varias razones. Normalmente, cuando uno se plantea esta cuestión es porque quiere vender su compañía, pero no se debe exclusivamente a esta razón; también puede ser porque quiere pedir un crédito poniendo como aval el negocio, quiere captar socios o incluso sacarla a bolsa.
Para conocer ese valor hay diferentes métodos que pueden usarse de forma combinada para calcular una cifra de la forma más certera posible. No obstante, hay que tener en cuenta que determinar el valor de un negocio no es tarea sencilla, pues no solo hay elementos objetivos que tener en cuenta. Más bien al contrario, en este tipo de valoración hay muchos intangibles, como su potencial de crecimiento, su visión de negocio, etc. Por ello, aunque el cariño pese, hay que intentar ser lo más riguroso posible.
Seis métodos para acercarse al valor real
El principal objetivo de la valoración de una empresa es estimar la capacidad de rendimientos futuros que ésta va dar. Es decir, el dinero que nos puede hacer ganar o perder. Los distintos métodos que existen no son perfectos, pues como ya hemos comentado anteriormente, la valoración de una compañía está muy determinada por cuestiones subjetivas y estimaciones. Por lo tanto, conocer el valor 100% real se antoja muy complicado.
Valor contable
Es el llamado valor matemático de la empresa como resultado de determinar el patrimonio neto de la compañía conforme a su balance. Realmente se trata de calcular los recursos propios con los que cuenta de verdad la compañía. Se puede determinar calculando la diferencia entre el activo y el pasivo.
Valor de liquidación
Es el dinero que se obtendría de la venta de los activos del negocio, a los que hay que restar el importe de las deudas que tenga y los gastos de liquidar la sociedad y cerrar la empresa (finiquitos de los empleados, nóminas atrasadas si las hubiera, deudas con proveedores, ajustes con la Seguridad Social, etc.). La utilización de este método puede beneficiar a las compañías con muchos activos materiales, mientras que perjudica a las que tienen un capital productivo o humano.
Valor bursátil
Esta valoración es la que tienen casi todas las grandes empresas del mundo, ya que la mayoría cotiza en el mercado, y se suele considerar el más fiable. Es el valor que marcan las acciones de la compañía que se negocian en los mercados financieros. Este valor fluctúa todos los días según la oferta y demanda de títulos que haya en la bolsa, por lo que de un día para otro puede cambiar bastante, según la situación de los mercados o de la propia empresa (si ha sacado buenos o malos resultados, si ha anunciado algún contrato importante o ha abierto una filial extranjera, si tiene que aplicar un ERE, etc.).
El múltiplo de las ventas
Este método suele emplearse con empresas de tecnología y se basa en el cálculo de multiplicar el capital procedente de las ventas de la compañía por un coeficiente, el cual se determina de la actividad de la firma en un periodo previo o de empresas del mismo sector. Es un método sencillo, ya que se trata simplemente de multiplicar, de ahí que sea mejor utilizarlo a modo orientativo.
El valor de los beneficios
Se le conoce más como PER en el mundo financiero (Price to Earnings Ratio), y es útil para valorar empresas cotizadas. Se calcula dividiendo el precio de la acción entre el beneficio neto anual después de impuestos entre el número de acciones que ha emitido (beneficio por acción). Un PER más elevado implica que los inversores están pagando más por cada unidad de beneficio.
Método de mercado y uso de ratios comparables
En este caso, para saber lo que vale la compañía hay que fijarse en los competidores. De esta forma se analizan datos, operaciones, información relevante y ejemplos de casos similares para establecer una realidad operativa de dicho sector. Así, se puede tener una visión 360º de este segmento empresarial que se puede aplicar al propio negocio.