¿Aporto mensualmente o al final del año al plan de pensiones?
Contratar un plan de pensiones ya no se considera una locura entre las generaciones más jóvenes. La precaria situación de la conocida como hucha de las pensiones pública, que no asegura su duración para mucho más tiempo, está haciendo que muchas personas se decidan a abrir un plan de pensiones privado para poder ir ahorrando con vistas a la jubilación.
Estos planes cuentan, además, con atractivas ventajas fiscales, pues el titular puede deducirse las aportaciones hasta 8.000 euros -o el 30% de los rendimientos del trabajo netos y las actividades económicas- en la base imponible de su declaración de la renta. Adicionalmente se pueden deducir hasta 2.500 las aportaciones del cónyuge si éste/a no gana más de 8.000 euros al año. No obstante, cuando se rescata el plan, hay que pagar por los derechos consolidados del plan de pensiones, integrándolos en la base imponible, por lo que las ventajas que se han disfrutado durante los años anteriores se pagan al final.
Pero esto no supone un freno a su cada vez mayor aceptación por parte de los españoles. Aunque nuestra preferencia por estos planes aún está lejos de la de nuestros vecinos (en el resto de Europa es un producto de ahorro muy común y extendido), cada vez se contratan más planes de pensiones, pues cuanto antes se haga, más rentabilidad se obtendrá en el futuro.
Ahora bien, no basta con contratarlo; es necesario hacer aportaciones periódicas, y esa es la parte más complicada, sobre todo hasta que se adquiere el hábito. Por ello, muchas personas lo dejan para final de año con el objetivo de poder deducírselas al año siguiente, un error si lo que pretenden es tomar esa conciencia de ahorro necesaria para poder tener una buena renta de cara a la jubilación.
Aportaciones mensuales, el ejemplo de la hormiga
Los planes de pensiones dan la opción de realizar las aportaciones a gusto del consumidor. Es decir, como a cada persona le sea más cómodo y asumible, sin necesidad de aportar siempre la misma cantidad. Gracias a esta posibilidad, los ahorradores pueden hacer las aportaciones de una vez o en varias, de forma trimestral o mensual, una opción que puede ser ventajosa para muchos.
¿Por qué? Porque al hacerlo de forma periódica se adquiere el hábito y cuesta menos realizar las aportaciones que si se hace de golpe a final de año, para lo cual tenemos que tener cierto dinero ahorrado y guardado de meses anteriores. La diferencia fundamental de hacerlo de una vez o periódicamente es que si lo ingresas a principio de mes, no hay riesgo de que lo gastes después.
Además, es una fórmula más flexible, pues el ahorrador puede ajustar su aportación a su economía mensual, de forma que realizar la aportación a final de cada año no haga una agujero en su bolsillo. Además, las aportaciones se pueden hacer de forma automática, de modo que se hará igual que el pago del resto de recibos, incluyéndose así como una factura más que hay que pagar cada mes, algo que también refuerza el hábito.
Por ello, sobre todo para las rentas más modestas y pequeños ahorradores, hacer las suscripciones de forma mensual puede ser mucho más rentable y favorable para nuestra economía. Siguiendo el ejemplo de la hormiga, cualquier persona puede acceder a un plan de pensiones e ir “llenándolo” poco a poco para disfrutar de una jubilación dorada.