El traje nuevo del emperador, también titulado a veces El traje invisible o El rey desnudo es un cuento del escritor danés Hans Christian Andersen que nos aporta muchas enseñanzas vitales. También lo hace en el ámbito financiero.
La época estival supone algo más que preparativos para aquellos que son padres, pues no solo tienen que organizar las vacaciones, sino también el verano de sus hijos, ya que éstos tienen por delante casi tres meses de inactividad en los que hay que llenar sus horas libres para que no abandonen su proceso educativo.
El maravilloso Mago de Oz es una obra literaria múltiples veces adaptada al cine, el teatro o la televisión. Entre otras cosas, pretende aportarnos algunas enseñanzas valiosas para nuestra vida que se pueden aplicar perfectamente a nuestras decisiones financieras. Veamos algunas de las más importantes.
La educación financiera cada día tiene más peso en nuestra vida. Con la reciente crisis, ha quedado patente que nuestros conocimientos financieros son bastante pobres y, si no queremos caer en errores pasados, debemos intentar que las nuevas generaciones aprendan todo lo posible para poder tomar las mejores decisiones posibles en el ámbito financiero.
La habitación, el carrito, los pañales, la bañera... Todo está preparado para la llegada de un nuevo miembro a la familia. Los preparativos son casi siempre los mismos, y nadie asume que su bebé vaya a llegar al mundo sin disponer de todo aquello que tiene todo el mundo y que, cada vez más, la publicidad nos reclama. Pero, ¿por qué nos preocupamos tanto de la situación actual y tan poco de su bienestar futuro?
Uno de cada cuatro adolescentes españoles no sabe nada de finanzas. Es decir, no conoce los aspectos más básicos como interpretar una factura ni si es más rentable comprar tomates al peso o en una caja. Estas conclusiones forman parte del último Informe PISA sobre la cultura financiera de los estudiantes de países de la OCDE publicado recientemente y que dejan a España en el vagón de cola en esta materia.
Los videojuegos viven una auténtica edad dorada. En 2015, esta industria movió unos 90.000 millones de dólares a nivel global y, para 2018, se estima que superará los 113.300 millones. Se trata de una industria que abarca muchas temáticas y ámbitos diferentes, desde los que apuestan por la realidad virtual o aumentada a los más clásicos como rol, aventuras o deporte; desde las consolas más avanzadas al ordenador pasando por el móvil. En este universo tan amplio también tienen cabida hasta la economía y finanzas.
En nuestra tierna infancia, una golosina era uno de los más preciados manjares que nos podíamos llevar a la boca. Resistir la tentación de no comernos aquella bolsa que nos compraban nuestros abuelos era misión casi imposible. Y no digamos ya si esto se producía tras varios días de abstinencia; la probabilidad de que la golosina siguiese ahí durante más de 2 minutos era prácticamente nula.
Una hucha y la ilusión de tener un fondo de ahorro al cabo de unos pocos meses; esta era la forma en la que, tradicionalmente, nuestros padres y abuelos nos enseñaron a ahorrar. Sin embargo, al cabo de un tiempo, el aliciente inicial de conseguir pagarnos nuestras cosas sin necesidad de pedir dinero se convertía en algo aburrido y monótono.