No vamos a descubrir nada cuando decimos que la población española tiene pobres conocimientos sobre economía y finanzas. No hace falta un estudio exhaustivo al respecto; basta hablar con nuestros amigos, con nuestro vecino o con nuestra familia para comprobarlo. Pocas personas sabrían decirnos las diferencias entre PIB e IPC, y muchas menos sabrían hacer el cálculo de cómo se amortiza una hipoteca.
La mayoría de la gente no consume todo lo que gana. Una parte la ahorra y la destina a diferentes inversiones que contribuyen a generar rendimientos y a evitar que el paso del tiempo reduzca el poder adquisitivo de su dinero. Atender las necesidades materiales de la jubilación es una de las motivaciones de esta conducta, pero hay muchas más razones. Éstos son cuatro ejemplos de ello.
Que el conocimiento de la economía y las finanzas no es uno de los puntos fuertes de los españoles no es nada nuevo. Pero cuando se expone esta certeza con datos sobre la mesa, da un poco de vértigo. Por lo pronto, podemos empezar diciendo que cerca de la mitad de los españoles reconoce tener problemas para gestionar su economía doméstica por falta de conocimientos financieros.
Parece que la hucha de las pensiones se está agotando. Probablemente, este año, ya no podremos tirar de ella en determinadas circunstancias, como el de este pasado diciembre, en el que se acumuló el abono mensual ordinario de las pensiones con el de la paga extraordinaria de Navidad. Si a este hecho le unimos que el futuro de las pensiones está entre las mayores preocupaciones de los españoles, el cobro de nuestra futura pensión genera un claro desasosiego a todos, en parte justificado, en cuanto a los cambios que puede conllevar, pero no en la pervivencia del sistema actual.
Invertir con éxito es el sueño de muchos inversores que buscan la manera de obtener la máxima rentabilidad posible en todas sus operaciones. Invertir es un arte, al menos eso parece si nos fijamos en la trayectoria de personajes míticos del mundo de las finanzas, como Warren Buffet.
El diferimiento de impuestos de los instrumentos financieros se ha convertido en una ventaja añadida a su propia rentabilidad. Podemos traspasar el dinero entre fondos de inversión sin tener que tributar por ellos hasta su venta efectiva. En los planes de pensiones, podemos hacer traspasos entre productos sin ninguna tributación y, además, beneficiarnos de las deducciones fiscales por las aportaciones realizadas.
No vamos a descubrir nada nuevo si decimos que las inversiones que ofrecen unas rentabilidades más atractivas son aquellas por las que los inversores asumen un mayor riesgo. Sin embargo, a pesar de que la mayoría de nosotros asumimos esta afirmación como cierta e invertimos teniendo en cuenta esta premisa, el dinero sigue siendo miedoso, y acaba refugiándose en aquellos activos que le proporcionan una mayor seguridad.
La denominada mochila austriaca es un sistema puesto en marcha en Austria a comienzos de 2003 que, desde hace tiempo, forma parte del debate sobre el futuro del sistema laboral y de pensiones español.
Los efectos del Brexit no han tardado en llegar a los tipos de interés de la zona euro. Por ejemplo, el euríbor a 12 meses, que se utiliza como referente de las hipotecas, ha pasado de cuotas del -0,02% al -0,06%, un salto que aunque parezca moderado, es importante.