Autónomo, al aumentar tu base de cotización obtendrás ventajas
Una de las medidas más interesantes que trae consigo la Ley de Autónomos es que los trabajadores por cuenta propia puedan subir su base de cotización cuatro veces al año. En esta entrada explicaremos para qué puede servir subirla.
Se puede esperar una mejor pensión el día de mañana
La pensión de jubilación que cobrará un autónomo depende, entre otros factores, de su base reguladora que, a su vez, depende de las bases de cotización de los meses anteriores a la jubilación. Mientras los autónomos más jóvenes pueden elegir libremente su base, los más mayores pueden elegirla dentro de unos límites que vienen determinados por su edad y las cotizaciones que hayan efectuado con anterioridad.
Si el autónomo quiere cobrar una mayor pensión el día de mañana, deberá cotizar más durante todo el período que le queda hasta la jubilación. Por tanto, si desea incrementar esa base durante los últimos años de su actividad, deberá hacerlo antes de llegar a las edades en las que se limita su libre elección de base de cotización, especialmente a partir de 47 años.
Una cuestión muy importante es que la pensión está ligada a la normativa que exista en el momento de producirse la jubilación, no a la del momento de la cotización. Los requisitos pueden ser más o menos rigurosos de lo que prevemos ahora.
También mejoran otras prestaciones
Los autónomos también tienen derecho a otras prestaciones cuya cuantía está ligada a la base de cotización. Entre ellas podemos citar las prestaciones por incapacidad temporal, cese de la actividad, maternidad, paternidad, incapacidad permanente, viudedad, etc. Cotizar más permite al autónomo acceder a prestaciones más elevadas en todas esas categorías.
La gestión de los riesgos
Para un autónomo, incluso por encima de la mejora de las prestaciones que pueda esperar, los mayores beneficios de subir su base de cotización se producen en la gestión de los riesgos. A diferencia de los trabajadores por cuenta ajena, deben realizar inversiones en medios materiales para desarrollar su actividad que comportan unos riesgos.
Poder esperar mejores prestaciones supone para el autónomo una especie de red de seguridad. Si su actividad va bien, podrá cubrir sus necesidades materiales con los recursos que genere. Pero, si el negocio no va bien y resultan escasos, sabe que podrá disponer, al menos, de las prestaciones públicas para las que ha cotizado.
Es muy importante mantener unos recursos mínimos para afrontar la jubilación y otras situaciones como la enfermedad o el cese de la actividad. De este modo, evitará que lleguemos a las situaciones de mayor necesidad en el caso de que nuestro negocio u otras inversiones no vayan bien.
Con ese mínimo garantizado, el autónomo goza de mayor libertad para gestionar los riesgos. Si, por ejemplo, solamente cotiza por la base mínima y piensa que, de ir mal sus inversiones, se quedaría solamente con la pensión mínima, es muy complicado que pueda asumir los riesgos que sus preferencias y las circunstancias del momento aconsejen.
Un autónomo que no puede gestionar adecuadamente los riesgos de su actividad está prácticamente condenado a obtener unos rendimientos muy bajos de ella. De esa forma no solamente tendría peores expectativas de futuro, sino también en el presente, porque ganará menos.
Y algo semejante sucede con sus inversiones financieras (como, por ejemplo, los planes de pensiones o los fondos de inversión) e inmobiliarias, que pueden ser un buen complemento para la jubilación y los principales retos financieros de la vida del autónomo. Si cotiza muy poco, previendo unas prestaciones de la Seguridad Social muy reducidas, el autónomo puede verse casi obligado a realizar inversiones de muy poco riesgo, pero también de muy poco rendimiento.
Incrementar la base de cotización puede ser una buena herramienta para que el autónomo mejore su pensión y el resto de prestaciones de la Seguridad Social, pero, sobre todo, le aporta una mayor libertad a la hora de tomar mayores o menores riesgos en sus inversiones.