Autónomo o sociedad unipersonal, ¿qué me conviene más?
En la actualidad, la mayoría de personas que tienen un trabajo por cuenta propia cumplen con sus obligaciones tributarias dándose de alta como autónomos, es decir, como personas físicas. Sin embargo, no todas saben que existe una opción a través de la cual pueden tributar como sociedades, es decir, como personas jurídicas, pudiendo acogerse a un régimen que, en ciertos aspectos, es más beneficioso. Se trata de las Sociedades Unipersonales de Responsabilidad Limitada (SLU).
Pero entonces, ¿conviene más constituir una sociedad unipersonal o darse de alta como autónomos? La respuesta, como en casi todo es: depende. Veamos cuáles son las principales ventajas de una y otra opción.
Responsabilidad limitada del empresario
A diferencia de la persona física, una sociedad tiene limitada la responsabilidad frente a sus acreedores a las aportaciones que cada socio realice a su capital social. Dado que, en el caso de las SLUs, existe un único socio, éste tiene limitada su responsabilidad al total de capital de la sociedad, que coincide con su aportación individual.
Por el contrario, el autónomo, como persona física, responde con su patrimonio presente y futuro frente a sus deudas contraídas. Si bien hace unos años se ha habilitado un procedimiento de segunda oportunidad a través del cual se exoneran ciertas deudas a los autónomos que cumplan una serie de requisitos, se trata de una fórmula que, por el momento, no ha tenido el éxito esperado.
Diferente fiscalidad
La segunda ventaja de las SLUs frente a la figura del autónomo es su fiscalidad más ventajosa, al menos a la hora de rendir cuentas con la Agencia Tributaria. Las sociedades unipersonales tributan por el Impuesto de Sociedades, al que se le aplica un tipo impositivo que, con carácter general, es del 30% (o del 25% en el caso de empresas de reducida dimensión) de los beneficios obtenidos por la sociedad en el ejercicio de su actividad.
El autónomo, por su parte, tributa a través del IRPF, un impuesto que tiene puede llegar a gravar su renta con un tipo marginal de hasta el 56% en determinadas comunidades autónomas como Cataluña.
Entonces, ¿por qué no hay más SLUs que autónomos?
Dado que, a priori, las ventajas de las SLUs son mayores que las del autónomo, ¿por qué no hay más autónomos que se establecen como SLUs? En la mayor parte de ocasiones, por la complejidad en la administración de la sociedad y todos los gastos que conlleva.
Y es que, mientras que para comenzar una actividad como autónomo es suficiente darse de alta en el IAE de Hacienda y en el RETA de la Seguridad Social, los trámites de una SLU se extienden y complican de manera notable, ya que es necesario solicitar un Certificado de Denominación Social, redactar los estatutos, liquidar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales en Hacienda y solicitar el CIF. Y, anualmente, requieren una serie de obligaciones formales como la celebración de juntas, formalización de mandatos, depósito de cuentas, legalización de libros, etc.
Todas estas tareas y trámites adicionales que es necesario realizar se traducen en mayores costes. Los gastos por registro de la SLU oscilan entre los 1.200 y los 1.500 euros, además del capital social mínimo para la constitución de una sociedad limitada, que asciende hasta los 3.005,06 euros. En total, los gastos para constituir una sociedad unipersonal no suelen ser inferiores a los 4.000 euros.
Además, la SLU está sometida al Plan General de Contabilidad, lo que supone llevar una contabilidad real, oficial y que sea fiel reflejo de su patrimonio, situación financiera y resultado del ejercicio, una tarea que no es necesario realizar en el caso de ser un autónomo. Para ello, es necesario registrar y documentar todas las facturas recibidas y emitidas, así como los bienes de inversión y sus amortizaciones y presentar las cuentas en el Registro Mercantil anualmente.
En resumen, una persona que esté pensando en ejercer una actividad profesional debe valorar los pros y los contras de las formas legales que tiene a su disposición para hacerlo. La mayoría de personas deciden darse de alta como autónomos porque es más sencillo y barato (sobre todo cuando la fiscalidad aplicable es inferior a la de las sociedades) pero otros, centrándose en el largo plazo y la fiscalidad, consideran conveniente establecerse como sociedades limitadas unipersonales. Y tú, ¿con cuál te quedas?