Ir al contenido
El Blog de Nationale-Nederlanden

Darse de alta como autóno​mo para ejercer una profesión aporta una serie de ventajas que no siempre son identificadas a la primera. Donde unas personas ven el pago de la cuota de afiliación a la Seguridad Social como un gasto, en realidad es una forma de previsión para tener unos derechos futuros muy importantes, como son el acceso gratuito al sistema público de sanidad y la percepción de una pensión cuando llegue el momento de la jubilación, entre algunas otras.

​En España, existe la creencia generalizada de que los autónomos pagan muchos impuestos, especialmente si lo comparamos con los que pagan los asalariados. Y tienen razón en parte, pues los autónomos, además del IRPF, tienen que liquidar la parte del IVA correspondiente a las facturas que emiten a sus clientes (aunque este impuesto, en realidad, se esté repercutiendo).

​Una de las medidas más interesantes que trae consigo la Ley de Autónomos es que los trabajadores por cuenta propia puedan subir su base de cotización cuatro veces al año. En esta entrada explicaremos para qué puede servir subirla​.

​​Si echásemos una mirada muy rápida a las estadísticas de la Seguridad Social, podría parecer que los autónomos disfrutan de una salud de hierro comparada con los asalariados. Mientras que dos de cada diez trabajadores por cuenta ajena pide una baja al mes, en el caso de los autónomos apenas llega a la mitad

Las stock options forman parte de una política retributiva por la que se que ofrece al trabajador la opción de acceder a la compra de acciones de la empresa para la que trabaja a un determinado precio. Su finalidad es la de servir de incentivo para los trabajadores, siendo especialmente empleadas para incentivar a los directivos.

​Pagar cotizaciones bajas es una de las consecuencias directas de que el colectivo del trabajador autónomo​ pague en su totalidad su cotización a la Seguridad Social y no​ la comparta, como es el caso del trabajador por cuenta ajena en donde la empresa paga más que el empleado.

Era una de las mayores demandas de los autónomos, presente ya en una multitud de países como Estados Unidos, Alemania o Inglaterra. La Ley de la Segunda Oportunidad nació hace un par de años en España con el objetivo de dar respuesta a uno de los mayores problemas a los que se enfrentaba todo emprendedor: que el fracaso de un negocio no condicione la vida profesional y personal de la persona que emprende como consecuencia de una planificación financiera errónea.

​En la actualidad, la mayoría de personas que tienen un trabajo por cuenta propia cumplen con sus obligaciones tributarias dán​dose de alta como autónomos, es decir, como personas físicas. Sin embargo, no todas saben que existe una opción a través de la cual pueden tributar como sociedades, es decir, como personas jurídicas, pudiendo acogerse a un régimen que, en ciertos aspectos, es más beneficioso. Se trata de las Sociedades Unipersonales de Responsabilidad Limitada (SLU).

​​​​​​​En un mundo global, en el que toda la información está interconectada y se transmite en muy poco tiempo, saber comunicarse con personas que hablan otros idiomas se ha convertido en un elemento fundamental de nuestro día a día. Y si hay un idioma global que sirve para comunicarse con personas de otros países y otras culturas, ese es el inglés. La mayor parte de empresas, especialmente las multinacionales, valoran el conocimiento de este idioma de forma muy positiva, hasta el punto de considerarlo como un requisito imprescindible para algunos puestos de trabajo, incluso por encima de cualquier título universitario.